Socialistas hacen frente a la ultraderecha
Triunfos claves de candidatos progresistas en Boston y Buffalo
Miércoles 3 de noviembre de 2021, p. 25
Nueva York., La alcaldía de la antigua ciudad de Boston fue conquistada por primera vez en su historia por una mujer –y asiática– gracias a una coalicion de progresistas, socialistas democráticos e inmigrantes; mientras, es posible que también por primera vez en décadas una ciudad industrial importante en Estados Unidos sea gobernada por una socialista. Por otro lado, una pugna cerrada por las gubernaturas en Virginia y Nueva Jersey tendrá implicaciones nacionales para el futuro inmediato de las fuerzas demócratas de Joe Biden versus las republicanas de la omnipresencia ominosa de Donald Trump.
En una serie de elecciones locales y estatales alrededor del país realizadas ayer –las primeras contiendas desde la llegada de Biden a la Casa Blanca– lo más notable fue una creciente presencia de la izquierda en puestos electorales formales, la vulnerabilidad de la cúpula centrista demócrata y la persistencia de la ultraderecha en el Partido Republicano.
En Boston, por primera vez en sus 200 años, una mujer, Michelle Wu, ocupará la alcaldía. También es la primera persona de ascendencia asiática en ocupar el puesto, fue apoyada por una coalición progresista que incluye los Socialistas Democráticos de America (DSA) y el Working Families Party (WFP), así como por asiático-estadunidenses, afroestadunidenses, latinos y nuevas generaciones de jóvenes al proponer convertir la ciudad en lo que llama un laboratorio
para políticas sociales progresistas, que van desde reformar la policía, limitar el costo de la vivienda y el transporte público hasta promover una agenda ecológica urbana innovadora.
En Buffalo, la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York, India Walton, activista comunitaria afroestadunidense de 39 años, madre soltera de cuatro hijos, quien se educó como enfermera, y tuvo una participación prominente local en el movimiento de Black Lives Matter, busca convertirse en la primera alcaldesa socialista de una ciudad importante de Estados Unidos en 60 años.
Walton es candidata demócrata de fuerzas progresistas –incluyendo DSA y WFP–, quien sacudió a la cúpula demócrata estatal al ganar la primaria contra el alcalde de cuatro periodos hace unos meses. Su contrincante rehusó abandonar el terreno al convertirse en candidato independiente para competir contra la insurgente de su propio partido con el respaldo de fuerzas centristas y hasta republicanos. La contienda aún no se definía ayer y el conteo podría prolongarse algunos días más.
Esta contienda es tal vez la de mayor perfil entre las corrientes centristas y progresistas dentro del Partido Demócrata. El senador Bernie Sanders, quien fue el alcalde socialista democrático de una ciudad pequeña, Burlington, Vermont, entre 1981 a 1989, respaldó a Walton por su visión audaz que invierte en las necesidades del pueblo y no en los intereses adinerados
.
El triunfo en Boston y la posible victoria en Buffalo, combinados con otros avances progresistas en otras elecciones locales, son claves para el creciente movimiento progresista dentro del Partido Demócrata.
Por otro lado, la batalla electoral por la gubernatura de Virginia parecía conducir hacia una derrota para la cúpula demócrata en un estado donde Biden ganó por más de 10 puntos hace sólo unos meses en la elección presidencial del año pasado.
Todos los medios nacionales principales proyectaron la derrota del candidato veterano de la cúpula demócrata Terry McAuliffe ante el republicano Glenn Youngkin (aunque el demócrata aún no había concedido, al cierre de la edición).
Los analistas ya estaban señalando que esto es resultado de la incapacidad de los demócratas en cumplir con sus promesas legislativas a nivel nacional y el desplome de la tasa de aprobación de Biden a sólo un promedio de 43 por ciento en los sondeos nacionales, el índice más bajo a estas alturas de casi cualquier presidente.
Mientras, en Nueva Jersey –otro bastión demócrata– tampoco se podría determinar si el gobernador Phil Murphy había logrado su relección en una pugna que también fue marcada por la fuerza inesperada del retador republicano Jack Ciattarelli. Si Murphy logra triunfar, será el primer demócrata en ganar la relección en más de cuatro décadas en ese estado.
Pero si es derrotado, junto con Virginia, sería una pesadilla demócrata con augurios oscuros para el futuro inmediato de ese partido.
En la ciudad de Nueva York, sin sorpresa, fue elegido el demócrata Eric Adams, quien será apenas el segundo afroestadunidense entre los 109 alcaldes que han gobernado la ciudad más grande del país a lo largo de su historia.
Pero Adams no proviene de la nueva ola progresista ni del movimiento Black Lives Matter, su triunfo en una de las ciudades considerada entre las más liberales del país fue resultado de la derrota de precandidatos demócratas progresistas, y más aún, fue de cierta manera un rechazo al movimiento antipolicías; Adams es ex capitán de la fuerza policial.
El gran debate sobre la seguridad y la educación públicas figuraron entre los principales temas nacionales en contiendas locales por varias partes del país. En Mi-nneapolis –donde George Floyd fue asesinado por la policía, incidente que detonó furiosas protestas nacionales sin precedente– fracasó un referendo para sustituir al Departamento de Policía con otra entidad. Por otro lado, comicios para juntas escolares locales en varias partes del país se han convertido en grandes batallas electorales entre ultraconservadores y defensores de la ciencia y la pluralidad en la educación.
Pero no deja de asombrar, ante las amenazas ultraderechistas que estallaron con Trump, el renacimiento de un movimiento electoral progresista que se proclama socialista
en Estados Unidos. Vale recordar que justo hace 101 años, el 2 de noviembre en 1920, que el socialista Eugene V. Debs obtuvo casi un millón de votos en la elección presidencial desde su celda, al ser encarcelado por su oposición a la Primera Guerra Mundial.