urante 2013 se repitió una y otra vez que la ineficiencia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) era ya insostenible. Las inversiones requeridas para que la nación creciera iban más allá de lo que era posible que hiciera por si sola. Se auguraba el desastre económico. Afortunadamente, se tenía la solución a la mano: la reforma energética, una propuesta meramente técnica que quitaba el poder a los políticos para entregárselo a quienes sí sabían, a los verdaderos expertos. Se dijo que bajarían las tarifas eléctricas y que la CFE se volvería mucho más eficiente. Hoy, a casi ocho años de su aprobación, vemos que los resultados obtenidos indican lo contrario.
Recientemente, especialistas del sector han expresado que la razón por la cual los usuarios básicos (viviendas y pequeños negocios) no han visto disminuida la tarifa es porque son clientes cautivos de la CFE y que dicha empresa, por el simple hecho de ser estatal, es incapaz de terminar con las ineficiencias. Argumentan que es necesario abrir más el mercado.
¿Es real la ineficiencia de la CFE o fue provocada?
El sector se terminó de regular en manuales, reglamentos, disposiciones, bases de mercado y acuerdos, en los cuales se escogieron ganadores y perdedores por medio de fórmulas y modelos.
Un ejemplo es la separación que se hizo respecto a las subsidiarias de CFE Generación. Se dispersó la capacidad de generación de la CFE en seis subsidiarias de maneras tan absurdas que en una misma planta se puso una reja en medio de dos turbinas y a partir de ese momento no podían hablarse
entre ellas ni compartir ningún tipo de recurso humano o material.
En pro de la eficiencia, a la CFE se le duplicaron costos administrativos y de recursos materiales. La excepción fue CFE Generación V, a la cual se le asignaron todas las plantas privadas bajo el esquema de Productor Independiente de Energía (en su mayoría plantas de energía fósil) permitiéndoles tener coordinación y no duplicar sus costos de manera innecesaria.
CFE Generación V destina gran parte de su energía a los usuarios básicos, pues la lógica era tiene contratos a largo plazo que estabilizarán las tarifas
. Actualmente, se decide qué energía entra a la red únicamente considerando el costo de los combustibles; las energías solar y eólica no tienen costos de combustible por lo cual son las primeras en entrar a la red. Esto tiene como consecuencia que en muchas ocasiones las plantas de privados de CFE V no ingresen 100 por ciento de su energía a la red. Pero no hay problema, oculto en manuales y como reconocimiento de los contratos se estableció que se pagará el total de la energía contratada aunque los cambios que ocasionó la reforma de 2013 no permitan que se genere el monto pactado. Al final, que lo paguen los usuarios básicos.
Por último, en 2015, la Comisión Reguladora de Energía, publicó el Acuerdo A/074/2015 por el que se expidieron las tarifas de distribución aplicables a la CFE y en 2018 se expidió el A/063/2018 por el cual se alargó indefinidamente su vigencia. Oculto en dos tablas, anexos D y E, de las cuales no se publicaron metodologías ni fórmulas para su realización, se encuentran valores de reconocimiento de pérdidas técnicas y no técnicas (robo), así como los factores de ajuste que se aplicarían para distribuir dichas pérdidas en los usuarios, dependiendo del nivel de tensión, media o baja. En esos valores, se decidió a quién se le cobrarían las pérdidas del sistema. Tomando como referencia la división Valle México Sur, los anexos establecen que 98.5 por ciento de todas las pérdidas, tanto técnicas como no técnicas, corresponden a los usuarios de baja tensión. De nuevo, que lo paguen los hogares y pequeños negocios.
* Maestro en finanzas en el sector energético por la Universidad de Edimburgo. Especialista en temas energéticos
Twitter: @aloyub