En una región de Guatemala, vasta en montañas y cerros, olvidada continuamente por los gobiernos del país y ubicada en San Miguel Uspantán, al norte del departamento de Quiché, el trabajo colectivo, permanente y comunitario de una población, permitió alumbrar comunidades y trazar el camino de la luz a otros territorios.
En 2012, en la Zona Reina, concretamente en la comunidad 31 de Mayo, se inauguró el proyecto de energía “Luz de los Héroes y Mártires de la Resistencia”; un hecho sin duda excepcional porque, durante 12 años, fueron mujeres y hombres organizados quienes lo soñaron, gestionaron y construyeron. En la actualidad este proyecto se sostiene porque la población trabaja en la administración, operación y mantenimiento de los equipos que generan electricidad para 4 aldeas del lugar.
Cerca de 300 kilómetros, desde la ciudad de Guatemala, se recorren para llegar a la Zona Reina. Una localidad rodeada por los ríos Cutzalá, Chixoy y Copón, y en donde los servicios de agua potable, comunicaciones, hospitales, escuelas y electricidad, son escasos, deficientes o nulos. Está conformada por 89 comunidades en las que habita mayoritariamente población q’eqchi’, poqomchi’, k’iche’, uspanteka, q’anjob’al e ixil.
En los años ochenta y noventa se asentaron pueblos desarraigados, conocidos como Comunidades de Población en Resistencia (CPR), que durante el conflicto armado interno se reubicaron en las selvas del Ixcán y en la sierra del Quiché para reconstruir sus vidas.
Es su historia de lucha y resistencia lo que les fortalece para promover modelos de vida alternativos para el bienestar común, el cuidado ambiental y la soberanía comunitaria.
Un sueño atesorado
Grandes proyectos lucrativos de generación de energía rodean la Zona Reina mientras la mayoría de los poblados vive sin electricidad. Esto, así como la experiencia del trabajo en las fincas, donde “el dinero es para el patrón y solo la basura para nosotros”, al igual que la idea clara de construir una hidroeléctrica propia, motivó este primer proyecto comunitario que ha sido ejemplo para impulsar otras iniciativas.
El sueño de la luz empezó a concretarse en el 2000, cuando la 31 de Mayo contaba con el acompañamiento y apoyo de la Asociación Canaria Siembra y comenzó a construir los cimientos del proyecto “Luz de los Héroes y Mártires de la Resistencia”.
Lo primero fue involucrarse en la identificación de las problemáticas, necesidades y posibilidades territoriales del lugar. Siguió el proceso de capacitación y formación. Se requirieron también largas caminatas entre las montañas y los cerros para ubicar el lugar de instalación de la maquinaria y el río del cual se tomaría el agua. La gestión para la compra y traslado de los primeros materiales fue otra tarea fundamental; estos tuvieron que cargarse en hombros 8 kilómetros, porque los camiones no podían pasar. Las mujeres participaron en el acarreo, se encargaron de la alimentación y de tareas en los campos de cultivo.
Tras años de dedicación y mucho trabajo, la construcción del proyecto quedó suspendida por un largo periodo… Con el tiempo, la lucha por la defensa de los territorios frente a los grandes proyectos hidroeléctricos fue el camino común en el que se encontró la población de la Zona Reina y el equipo del Colectivo MadreSelva.
Es así como, en 2010, se retoma el sueño de la luz.
Sobre la base de los cimientos ya fundidos, MadreSelva, una organización ecologista autónoma con más de 2 décadas de trabajo acompañando a las comunidades en su lucha por la defensa de la vida y los bienes naturales, propuso la puesta en marcha de un proyecto a filo de agua que deriva un porcentaje mínimo del líquido vital para su funcionamiento, procurando de esta manera reducir el impacto ambiental y evitando la afectación de la biodiversidad y la vida que depende de los ríos, en tanto no se recurre a ningún tipo de represa que detenga su flujo natural.
La comunidad se involucró y organizó de nuevo; comenzó a trabajar, la obra logró construirse y en 2012 se inauguró el proyecto.
En este periodo, también fue fundamental dedicar esfuerzos a potenciar las capacidades organizativas comunitarias, puesto que es esto lo que hoy permite que sea la propia comunidad quien gestiona el manejo de la maquinaria, garantiza la distribución de la luz y se encarga de administrar los recursos económicos que genera la prestación del servicio eléctrico.
El camino de la luz
Actualmente en la Zona Reina existen tres nuevos proyectos que generan energía y benefician a 5 comunidades más: Lirio Putul, Asociación Maya de Luz Comunitaria Nuevo Amanecer y Asociación de Electricidad de La Gloria.
“Nuestra luz es nuestra defensa”, es el lema de quienes comenzaron a andar el camino de la soberanía energética.
21 años después de que la 31 de mayo se atreviera a soñar, su ejemplo de lucha, resistencia y organización ha servido para ampliar y mejorar la red de construcción de otras hidroeléctricas comunitarias en distintos territorios.
En el departamento de Chimaltenango funciona “Unión Victoria”, un proyecto que beneficia a esa comunidad, también CPR. MadreSelva trabaja actualmente en la construcción de 2 nuevas hidroeléctricas en la Zona Reina y una más en el departamento de Alta Verapaz, que en total favorecerán a otras 17 comunidades. A raíz de este conjunto de iniciativas en funcionamiento y construcción, este colectivo ecologista ha recibido cerca de 100 solicitudes de diferentes regiones del país.
Sin duda son estas experiencias, que fortalecen el tejido social, mejoran la economía local y garantizan el acceso a derechos esenciales, un ejemplo claro de que cuando los pueblos ejercen su autonomía se concreta la propuesta del Buen Vivir. •