Una mañana de septiembre con una ligera llovizna y la presencia de Don Trinidad en su parcela, constituyen el escenario donde se desarrolla una interesante plática por la participación de este campesino en la Estrategia de Acompañamiento Técnico que forma parte del Programa Producción para el Bienestar que en 27 estados impulsa la Subsecretaría para la Autosuficiencia Alimentaria de la SADER. Don Trinidad Angoa Solís es un campesino que conoce los vaivenes de la política agrícola nacional desde hace varias décadas, él es uno de los millones de campesinos del país que resistieron el embate de la política neoliberal en las últimas cuatro décadas. Franco, amistoso y cordial preserva la hospitalidad y generosidad de nuestros campesinos, heredero de la cultura otomí que sigue presente en Ixtenco, Tlaxcala.
La alegría de don Trinidad contrasta con los malos recuerdos de la política de gobiernos anteriores, “antes ocupaba 2, 3, 4 o 5 días, cuando nos daban el maíz o cuando nos programaban en la fábrica para ir por el material que nos daban. Yo siempre estoy pendiente de los programas, me iba a formar en punto de la media noche para ser de los primeros y salía a las diez de la mañana y después ya todos los demás hacían lo mismo…se hacían filas enormes”. En efecto, la entrega de fertilizante u otros apoyos por parte de los gobiernos pasados eran parte de la parafernalia que los políticos y las empresas desplegaban para preservar el control de los campesinos. Ahora Don Trinidad es un entusiasta participante del programa de la SADER, pues considera que los resultados son buenos en la parcela demostrativa que concedió para instrumentar la “transición agroecológica” que se impulsa desde la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria. Para ello cuenta con la asesoría de un técnico que vive en el pueblo con el cual puede interactuar en cualquier momento, “ya no es como antes que nada más vienen los técnicos y se van o sólo nos vienen a vender las “matayerbas”. Ahora Gilberto Juárez Flores es el técnico resposabable del acompañamiento técnico y del Programa “Jóvenes construyendo el futuro”. Este programa busca capacitar a a los jóvenes en el conocimiento del campo, con la idea de formar nuevos campesinos con una visión distinta, alejada de las prácticas agrícolas de la revolución verde. El trabajo del técnico es fundamental en la transición agroecológica, éste no se reduce a la introducción de las nuevas prácticas productivas, sino que su actividad también incide en la formación de los nuevos sujetos sociales que abandonen el enfoque convencional de la agricultura y conformar la identidad de los campesinos agroecológicos.
Los cambios en el proceso productivo muestran que la dependencia del campesino generada por la revolución verde empieza a ser sustituída por un proceso autogestivo que se abre al diálogo. In situ el campesino le formula sus problemas al técnico, quien consulta, revisa material bibliográfico, reflexiona sobre su propia experiencia, son momentos de aprendizaje mutuo entre el campesino y el técnico asesor. No es la indicación “científica” que proviene de las grandes empresas relacionadas con el agronegocio, es la renovación de los saberes campesinos que interactúan con los técnicos formados en la agroecología. Así, una nueva mística que surge en los técnicos les orienta en su andar en las parcelas, ellos son parte de una transformación en el campo, pues son los profesionistas responsables de colaborar en la construcción de la soberanía alimentaria desde la parcela, una misión que va más allá de proveer de alimentos a la población, ya que los tiempos actuales indican que éstos deben ser saludables, libres de los agroquímicos que dañan la tierra y el cuerpo humano.
Eliminar la dependencia de los campesinos de los agroquímicos es una de las vertientes estrátegicas de la autosuficiencia alimentaria. A decir de Gilberto el técnico en Ixtenco “la idea del programa es tratar de romper esta dependencia hacia los insumos químicos y que más bien ellos elaboren sus propios insumos, y que en el momento que los tengan que ocupar, en la fecha adecuada del cultivo, ellos ya los tengan listos…” La preparación de sus compostas y de sus foliares, faculta al campesino a controlar el proceso productivo, es todo un proceso de aprendizaje que realiza conjuntamente con el técnico correspondiente, es una nueva relación, una nueva asociación donde aún se percibe la ausencia de las instituciones de educación superior y de los centros de investigación. Alcanzar la soberanía alimentaria es una política estratégica que requiere de la integración horizontal de los saberes campesinos, del conocimiento científico y la acción gubernamental. Esta es una nueva asociación que debe incidir no solo en los procesos productivos de alimentos, sino que también debe transformar los circuitos alimentarios del país que se articulen con la constitución de un mercado interno que sea capaz de cubrir las necesidades de alimentación del país.
En abril del 2020 inició el programa en Ixtenco, Don Trinidad dice que esta es la segunda siembra, “estamos contentos y satisfechos, ya vimos los resultados que son muy buenos …que no nos quiten al ingeniero que es nuestra ayuda…en frijoles… tuvimos unos excelentes frijoles, esa es una demostración de lo que hacen los fertilizantes orgánicos con los micro-organismos, yo estoy bien contento con los micro-organismos, ya he seguido produciendo para aplicarlos, para que vayan haciendo los nutrientes y en la próxima siembra ¡no nos vamos a quejar de nada!” La introducción de estas técnicas en la parcela y la eliminación paulatina de los agroquímicos han posibilitado que con buenas prácticas que se realicen de manera oportuna, se puede disminuir los acahuales que afectan a la milpa y “lo más importante es que poco a poco se empiezan a recuperar plantas que ya casi no se veían como el jaltomate y otros quelites por el uso de los matayerbas”.
Esta asociación entre campesino y técnico tiene sus resultados inmediatos en el cultivo de los maíces nativos, pero es todavía un buen ejemplo que resulta insuficiente para alcanzar una agricultura agroecológica en este pueblo donde sólo un pequeño grupo de campesinos ha decidido incorporarse a la transición agroecológica. La estrategia nacional requiere de la combinación de esfuerzos del Programa “Sembrando Vida” de la Secretaría de Bienestar y del Programa “Producción para la Alimentación” de la SADER. La plena coordinación de ambas estrategias y la participación de las universidades y centros de investigación pueden lograr que la política de Soberanía Alimentaria sea una política de Estado eficaz, eficiente, de largo alcance y benéfica para la alimentación de la población de la nación mexicana. •