Viernes 15 de octubre de 2021, p. 29
Londres. Desde la carne en Tokio hasta los filetes de pollo en Londres, los consumidores están comenzando a sentir el impacto del aumento de los costos que sufre la economía mundial. El repunte en la actividad económica tras las restricciones impuestas por el coronavirus expuso la escasez en toda la cadena de suministros.
Las empresas no están encontrando trabajadores, barcos ni combustible, lo que amenaza una recuperación incipiente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre crecientes amenazas a la recuperación económica global a consecuencia de la pandemia de coronavirus y un brote inflacionario.
En Gran Bretaña el mayor productor avícola, 2 Sisters Group, previó que la tasa de inflación de los alimentos podría subir a dos dígitos. Y es que la quinta economía más grande del mundo enfrenta una grave escasez de almaceneros, camioneros y carniceros, lo que exacerba las tensiones de la cadena de suministro global.
De hecho, el país anunció este jueves que ofrecerá visas de emergencia de seis meses a carniceros extranjeros para evitar un sacrificio masivo de cerdos causado por la escasez de mano de obra y la interrupción del mercado.
En Japón, donde el crecimiento débil ha mantenido estables los precios en décadas, los consumidores y las empresas se enfrentan a un repunte en los costos de productos básicos como café y carne.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden instó el miércoles al sector privado a ayudar a aliviar los bloqueos de la cadena de suministro que amenazan con interrumpir la temporada navideña.
Con el invierno acercándose en algunas partes del mundo, las perspectivas parecen oscuras a medida que disminuyen los suministros de energía.
En el norte de China, los precios del carbón se mantienen cerca de máximos históricos, en medio de una crisis energética que está impulsando una inflación sin precedente en las fábricas de la segunda economía más grande del mundo.
La creciente crisis energética de China, causada por la escasez de carbón, los altos precios del combustible y el auge de la demanda industrial posterior a la pandemia, ha detenido la producción en numerosas fábricas, incluidas muchas que suministran a grandes marcas mundiales como Apple.