Jueves 23 de septiembre de 2021, p. 39
Editorial
Finalmente fue vacunada contra el COVID la menor Zulma González García, junto con otros menores que tenían una suspensión dictada dentro de un juicio de amparo. Pero ello no sucedió en la forma ordenada en la suspensión de amparo: se desobedeció un mandato judicial. Se cometió un delito federal que se castiga con pena de prisión. No importa que se hubiera vacunado a la menor, el delito ya se había consumado. Difícil suponer que actuará el Ministerio Público federal adscrito al juzgado de distrito donde se ordenó la inmunización de la menor; más difícil suponer que, aun con la denuncia y las copias del juicio de amparo, se haga una consignación. Es otra faceta del grado de impunidad que existe en México, ahora por parte de las autoridades de Salud que debieron obedecer la orden de un juez federal.
Ricardo Guzmán Wolffer
Mientras las fuerzas armadas desfilan ante el jefe del ejecutivo federal, para admiración de quienes ven por primera vez a los distintos grupos castrenses de élite, algunos con equipos de mimetismo, otros con armas de alto poder, en otras partes del país la falta de esa presencia militar se traduce en que el Estado mexicano parece haber dejado en manos de la ciudadanía la protección de los bienes jurídicos cuyo respeto es la razón principal de cualquier Estado: la vida y la dignidad.
Los reportajes sobre la situación en Tepalcatepec, Michoacán, no dejan interpretación. Las autodefensas usan camionetas blindadas rústicamente, con rifles de alto poder, guarecidos tras llantas apiladas en escondites precarios para enfrentar la avanzada de los cárteles; luchan contra narcotraficantes con mayor poder armamentístico y tecnológico. Los drones son parte de sus herramientas de ataque (los cargan con explosivos para usarlos contra ciudadanos); el terror es otra. Los entrevistados hablan de los delitos que cometen esos narcos. No hace falta ser experto militar para ver que se desarrolla una guerra civil. Mientras las fuerzas armadas marcharon por el zócalo, la población en Michoacán busca defender a sus familias. Parece no haber el mínimo control estatal sobre las armas de fuego; parece no haber el mínimo intento de auxiliar a una población depredada a grados insospechados; parece no haber mayor oportunidad para una ciudadanía que enfrenta salvajes capaces de decapitar sin pudor alguno, para luego acosar a los familiares de los muertos: secuestros y abusos parecen ser cosa común. Integrantes de la Guardia Nacional han sido parte de las víctimas. Los encargados militares de tal zona parecen no estar interesados en enfrentar a los Cárteles involucrados; o, simplemente, no pueden. En los hechos, se ha abdicado ejercer el poder del Estado.
Quizás el desfile militar debía ser itinerante. Quizás concentrar una parte de todos los cuerpos armados en lugares como Tepalcatepec para hacerlos caminar en las zonas golpeadas por la violencia cada 16 de septiembre daría más sentido a la multiplicidad militar y a su exhibición. Sin duda, son más necesarios ahí. Los habitantes de otras partes del país también deberían poder ver a esos soldados de gran presencia, a esos aviones que el pasado 16 cruzaron muchas veces el espacio aéreo capitalino. La mera presencia de los militares da seguridad.
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Crímenes en negro. Florilegio de relatos policiacos
(Edit. Gandhi) contiene nueve relatos de plumas conocidas (Chéjov, Chesterteton, London, Poe, Stevenson, Wilde y más). Esta recopilación nos habla de pequeños y mayores crímenes. La sorpresa no se pierde, pero tampoco la evidencia de que la maldad humana es constante. Contrastan estos relatos de robos y fechorías con el grado de violencia actual. Atrás quedan las notas de delincuentes individuales. Hoy las células criminales arrasan poblaciones enteras: conjuntos habitacionales y fabricas han cerrado. Si en algunos de estos relatos hay una justicia metahumana, también hay una sociedad que tiene claro el castigo para el transgresor.
Una selección eficaz para evidenciar que grandes plumas como Wilde o Chéjov están hermanados con otros autores no conocidos especialmente por su veta policiaca. Más que recomendable.
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y Quizá los vampiros sean la única revancha para las mujeres que han sufrido abusos y maltraros
en Literatura y derecho
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