Las Comunidades Urbanas de Aprendizaje Campesino (CUACs) son espacios públicos municipalizados en situación de abandono, rescatados de la basura, maleza y escombro, convertidos principalmente en jardines, para sembrar Comunidad. Reivindicar el “hacer” Comunidad resulta importante dado el cambio de paradigma que presenciamos con la Cuarta Transformación, cuyo objetivo primario es la de generar las condiciones para dejar atrás el modelo económico neoliberal que causó violencia, despojo y pérdida de la Soberanía Alimentaria, por uno colectivo, donde el bien común sea la máxima hecha práctica desde la cotidianidad.
Es por ello que, ante la emergencia de la pandemia, y bajo la premisa de que “solo el pueblo puede salvar al pueblo”, el colectivo Frente en Defensa del Maíz y vecinos de la colonia Tabachines, en el año 2020, decidimos iniciar con la primera CUAC el día 3 de mayo. Previamente en el número 154 de La Jornada del Campo https://www.jornada.com.mx/2020/07/18/delcampo/articulos/proteger-alimentacion.html abordé el objetivo de las CUACs y de sus primeros pasos. A 14 meses de sembrado el proyecto colectivo, me permito realizar un balance sobre el proceso.
Actualmente existen cuatro Comunidades Urbanas de Aprendizaje Campesino en dos municipios de los diez que conforman la entidad, en Villa de Álvarez se tiene la CUAC-Tabachines, mientras en Colima existen CUAC-Nuevo Milenio, CUAC-Mirador de la Cumbre y CUAC-Yaqui. Cada una con sus propias condiciones sociales y de tipo de suelo particulares.
Ubicadas en medio de la ciudad, rodeadas de asbesto, las CUACs son espacios verdes, libres de glifosato, donde se siembran plantas medicinales, hortalizas, árboles frutales y milpa. También aprendemos a identificar las herramientas campesinas y sus técnicas de uso, se ofrecen cursos de preparación de una gran variedad de fórmulas naturales para combate a plagas, se lleva el mensaje consiente del riesgo que representa la utilización de los agrotóxicos y la importancia de la Soberanía Alimentaria. Lo que las convierte en la práctica en una escuela de agroecología, donde las personas de todas las edades comparten sus saberes: “el agua de pasiflora ayuda a descansar”, “el chipilín tiene mucho hierro, por eso da sueño”, es parte de lo que se dialoga en los “tequios” realizados durante toda la semana por parte del colectivo Frente en Defensa del Maíz.
Además de labrar la tierra, en las CUACs se imparten diversos talleres de arte relacionados con el huerto, se celebran talleres de elaboración de papalotes, de Ayacaxtli, un instrumento musical con el fruto de un árbol nativo llamado cuaxtecomate; de barro, literatura, teatro de kamishibai, música, finanzas domésticas y hasta de magia a cargo de promotores culturales quienes se han sumado al proyecto de manera voluntaria para compartir con la comunidad, reforzar la identidad y el desarrollo de habilidades para la convivencia lo que permite la cohesión social en las CUACs. Desde aquí un gran reconocimiento a los maestros: David Alva, Patricia Mendoza, Georgina Navarro, Esteban Larios, Blanca Mejía y Elías Castillo.
Como vemos, la dinámica propia de las CUACs permite generar nuevos procesos organizativos que posibilitan de manera colectiva pensarse sobre las diferentes necesidades que existen en su realidad y hacerles frente en colectivo. La propia existencia de las CUACs está condicionada por el empuje y fuerza de los vecinos organizados para hacer su tarea de cuidar uno de los pocos espacios para construir de manera horizontal el bienestar y democracia participativa que buscamos desde el territorio.
Por último, celebrar y reconocer la voluntad a la gobernadora electa Indira Vizcaino Silva en trabajar en la tan necesaria transición agroecológica para nuestra Colima, la meta es dejar de ocupar los primeros lugares nacionales como la entidad con mayor incidencia en cáncer de mama y próstata. Unidos es posible. Abierto al diálogo de saberes nos encontramos en @alfred_alva•