Número 168 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Revoluciones agroecológicas
Producción para el Bienestar es el programa de fomento productivo que ha venido incorporando un mayor número de mujeres beneficiarias. SADER

Durango

Mujeres impulsando la agroecología

Ana Lilia Salinas Cruz Técnica social Azucena Ma. De los Ángeles Villa Briones Técnica agroecológica

En el estado de Durango, en el municipio de Guadalupe Victoria, enclavado en la zona noroeste se impulsó un modelo de agricultura basado en el uso de agroquímicos. Con este modelo de agricultura vinieron nuevas formas de organización social, reparto de tierras, de comercio de las cosechas, es decir, un cambio de vida sin medir las consecuencias tales como la pérdida de biodiversidad, contaminación del agua, y vida de los suelos, además del empobrecimiento del agricultor y la oferta de alimentos cultivados con alto contenido de agroquímicos.

Hoy con la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT), se trata de impulsar una nueva manera de hacer agricultura, una forma en que los agricultores dejen de ser objeto de las políticas públicas y se conviertan en un grupo de sujetos colectivos con suficientes elementos y capacidades para resolver la manera en que quiere hacer agricultura, una agricultura basada en recuperar el suelo, en dar vida y alimentos saludables, que no sea dañina a la tierra y las personas.

Mediante el intercambio de conocimientos y experiencias entre agricultores y el acompañamiento de los técnicos agroecológicos y sociales, se procura impulsar la agroecología como forma de vida y es en esta etapa donde la mujer toma un papel protagónico dado que es parte de una comunidad.

La mujer del campo, sin duda, tiene muchas habilidades, dones y capacidades que desarrollar, sin embargo, en una agricultura simplificada y tecnificada se ha fomentado que tanto hombres como mujeres dependan del exterior, pues hoy en día ya sólo se cultiva frijol en las parcelas, en ocasiones un pequeño huerto o uno que otro árbol de ornato. Se depende del exterior para adquirir los alimentos vegetales y procesados, los insumos agrícolas, insumos pecuarios, los combustibles y los energéticos.

En este tiempo en el que se ha implementado la EAT que impulsa el comienzo de la transición agroecológica hacia una nueva forma de producir alimentos se ha requerido que los productores estén convencidos de ello y no ha sido fácil. Al principio existió cierta incredulidad sobre cómo un recurso que se encuentra en los hogares podría servir para producir alimentos saludables y fortalecer la tierra, así que a medida que transcurrían los días con ahínco y perseverancia fueron principalmente las mujeres quienes se convencieron de tomar un papel más participativo, aprendiendo, intercambiando y aplicando las técnicas agroecológicas en sus parcelas.

Fueron ellas quienes se permitieron conocer qué es y cómo se prepara una composta, un lixiviado de lombriz, el uso adecuado del estiércol, como se fortalece la semilla, la elaboración de sus propios bioinsumos. Así, las mujeres que integran las Escuelas de Campo del MICI de Guadalupe Victoria comprendieron que ellas forman parte de una agricultura nueva donde lo más importantes es alimentar no solo a la planta, sino devolverle al suelo, a la tierra, lo que nos ha prestado, que el hecho de ser propietarias de sus tierras les da el derecho a decidir la forma de producción y las prácticas agroecológicas a aplicar.

Y a pesar del transcurso de un ciclo agrícola carente de lluvia y bajo la creencia de ‘hasta no ver no creer’, después de implementar técnicas agroecológicas se ha advertido no sólo el encuentro entre técnicos y agricultores mujeres y hombres, sino mayores rendimientos a pesar de no haber tenido humedad suficiente. Así que hoy por hoy están convencidas y convencidos de que la producción de este ciclo que inicia va a incrementar su rendimiento y la superficie bajo manejo agroecológico.

La EAT y el impulso de la participación de la mujer en ella enfrenta varios retos, pues la realidad aún no cambia, será un gran desafío contribuir a la eliminación de pensamientos equivocados como es la idea aún arraigada en la región de que ‘no podemos por el hecho de ser mujeres’. Sin embargo, como técnicas sociales y agroecológicas, acompañamos procesos para que tal vez las nuevas generaciones aprendan a convivir con respeto y a saber que cada ser humano tiene sus propios dones y talentos, y así romper con cadenas codependientes dando a cada uno un lugar en las Escuelas de Campo. •