Cafeticultura: clave en el rescate del campo mexicano
Los sistemas de cultivo que predominan en la cafeticultura mexicana son los policultivos arbolados diversos. Más del 90 por ciento del café mexicano presenta estas condiciones. Estos sistemas son altamente resilientes, tanto a eventos ecológicos adversos como a los fuertes altibajos que se llegan a presentar en las cotizaciones del grano en el mercado.
Hasta el momento el Programa Producción para el Bienestar ha incorporado en su padrón a 207,839 productores de café y da acompañamiento técnico alrededor de 7000 productores en el país a través del desarrollo de actividades en Escuelas de Campo.
La EAT reconoce que México ha disminuido su importancia mundial como productor de café, que los rendimientos han ido a la baja principalmente en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas (Gráfico 1).
Tales bajos rendimientos en los estados del sur se deben principalmente al poco manejo y a la escasa inversión en el manejo fitosanitario, alrededor del 60 por ciento de los cafetales son viejos, el efecto de las plagas y enfermedades (principalmente la roya), el cambio climático, productores con edad avanzada, migración y abandono de la actividad cafetalera por falta de rentabilidad.
Ejes de la estrategia de café
Los ejes de la estrategia de apoyo a los productores de café deben orientarse por los siguientes criterios:
La prioridad es atender a los productores de pequeña escala. Es importante recordar que en la cafeticultura predomina un sistema campesino familiar arbolado o forestal (alrededor del 93 por ciento de los productores tienen dos o menos hectáreas).
Centrado en la atención a la producción bajo sombra, especialmente de las variedades arábigas. La producción de café se encuentra bajo policultivos arbolados diversos. Es altamente diversificado con alto potencial de conservación. Esto hace posible que nuestro país pueda ser considerado como uno de los reservorios mundiales de café de alta calidad.
Reconocer la importancia de la producción de café en las estrategias de vida de las familias. Se puede decir que la agricultura, incluida la producción de café, determina el desenvolvimiento de la actividad económica de las familias productoras y sus territorios, ya que generan empleo y derrama económica en muchos de los hogares cafetaleros.
Propiciar que los productores participen en toda la cadena productiva. Los productores se encuentran concentrados en la primera etapa de la actividad cafetalera. La producción de pequeña escala cuenta con un alto potencial productivo y de calidad (si existe un buen manejo productivo y postcosecha) y México, con una política adecuada, cuenta con una excelente posición geoestratégica comercial.
Considerar la salud como prioridad. De especial importancia es la atención que se está dando a la tríada salud-alimentación-ambiente. Hay que cambiar los sistemas agroindustriales de producción de alimentos a sistemas agroecológicos, y ello supone eliminar los plaguicidas (80 altamente peligrosos).
La propuesta de acompañamiento gira en tres acciones:
- La organización. El propósito es fortalecer las capacidades y la organización de los productores y sus familias para que se constituyan en los sujetos sociales protagónicos del bienestar social de sus comunidades, y así contribuir a la construcción de un sistema agroalimentario y nutricional justo, sustentable, saludable y competitivo.
- La transición agroecológica. Promoción de sistemas locales de producción y consumo de alimentos sanos, nutritivos, resilientes, competitivos y socialmente responsables, integrando los conocimientos, recursos y prácticas de los productores con desarrollos científicos y tecnológicos. Para ello se promueven: diagnósticos de las fincas, manejo agroecológico del suelo, renovación de cafetales, manejo del tejido productivo, manejo agroforestal de las especies de sombra, asociación de cultivos, nutrición, manejo integrado de plagas, incremento de la calidad en proceso y en taza y promoción de cafés diferenciados y de especialidad.
- La articulación. El gobierno federal estableció como una de sus prioridades que las distintas dependencias se articulen en los territorios. El propósito de la articulación es potenciar los recursos que cada institución tiene, evitar las duplicidades, conjuntar esfuerzos para lograr una mayor incidencia y ejercer el presupuesto de manera eficiente. Desde la perspectiva del gobierno, la articulación se debe dar “desde abajo hacia arriba”, es decir, desde la demanda de las familias, lo que permitirá un conjunto coherente de acciones orientadas a atender a los sectores más pobres.
La producción de pequeña escala de café cuenta con un alto potencial productivo y de calidad (si existe un buen manejo productivo y poscosecha) y México, con una política adecuada, cuenta con una excelente posición geoestratégica comercial para desarrollar la cafeticultura. •