Sábado 11 de septiembre de 2021, p. 24
Beirut. Líbano anunció ayer un nuevo gobierno después de 13 meses de interminables negociaciones políticas que agravaron una crisis económica sin precedente, la cual ha sumido a millones de personas en la pobreza. El anuncio se hizo tras una reunión entre el jefe de Estado, Michel Aoun, y el primer ministro designado, Najib Mikati.
La formación de un nuevo gobierno era condición para obtener la ayuda internacional que el país necesita con urgencia, lo que implica adoptar una serie de reformas exigidas y salvar a Líbano de la bancarrota. El nuevo equipo, cuyos miembros han sido designados por los partidos en el poder, incluye a funcionarios nuevos y varios tecnócratas, entre los que destacan Firas Abiad, director del hospital público Rafic Hariri, conocido por la lucha contra el coronavirus, y Naser Yasin, profesor y director del Observatorio de Crisis de la Universidad Americana de Beirut.
La formación de un gabinete de especialistas totalmente independiente de los políticos, acusados de corrupción, era una de las exigencias de los manifestantes libaneses y de algunas potencias extranjeras, encabezadas por Francia.
El país llevaba sin un nuevo gobierno desde la dimisión del gabinete de Hasan Diab, pocos días después de la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, que causó más de 200 muertos y devastó barrios enteros de la capital. Desde entonces, la crisis económica sin precedentes que atraviesa el país desde el verano de 2019 no ha parado de agravarse. El Banco Mundial la considera una de las peores del mundo desde 1850. Con inflación galopante y despidos masivos, 78 por ciento de la población libanesa vive por debajo del umbral de pobreza, según la Organización de Naciones Unidas.
El próximo gobierno tendrá que enfrentar múltiples desafíos, como alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con el que interrumpió negociaciones en julio de 2020. Para la comunidad internacional es una etapa esencial para sacar a Líbano de la crisis y desbloquear ayudas. Desde la explosión se ha limitado a aportar ayuda humanitaria de emergencia, sin pasar por las instituciones oficiales.
Mikati se comprometió a obtener ayuda internacional y prometió pedir ayuda a los países árabes. Las relaciones del país con las ricas monarquías del Golfo son tensas, en medio de un enfrentamiento regional entre Irán –chiíta y aliado del poderoso movimiento libanés Hezbolá– y el Golfo, sunita.
El primer ministro también prometió celebrar elecciones legislativas en mayo de 2022, como estaba previsto, esenciales para empezar a renovar la élite política, que casi no ha cambiado desde la guerra civil (1975-1990).