Jueves 29 de julio de 2021, p. 6
Madrid. Productos químicos eternos, que no se degradan en el medio ambiente, fueron encontrados en la superficie del mar cerca de zonas de deshielo de témpanos en el Ártico.
Científicos de la Universidad de Lancaster hallaron sustancias de poli y perfluoroalquilo (PFAS), que se utilizan en una amplia gama de productos y procesos, desde la protección contra incendios hasta las superficies resistentes a las manchas.
Sus concentraciones son hasta dos veces más altas que los niveles observados en el Mar del Norte, a pesar de que la región del Mar de Barents, bajo investigación, estaba a miles de kilómetros de las partes pobladas de Europa.
La investigación ha mostrado que esos productos no han viajado por mar, sino a través de la atmósfera para acumularse en el hielo marino del Ártico. Debido a que se está derritiendo más rápidamente que antes, esas sustancias dañinas se liberan de manera eficiente en el agua de mar circundante, lo que resulta en concentraciones muy altas.
Jack Garnett y Crispin Halsall, junto con colegas de Helmholtz-Zentrum Heron y el Ministerio Federal de Educación e Investigación, de Alemania, indagan sobre el transporte a largo alcance y la deposición de PFAS al Ártico como parte del proyecto Efectos de los factores de estrés y la contaminación del hielo en la criosfera marina ártica, financiado por el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural de Reino Unido, como parte de un programa de investigación, cuyos resultados se publican en Environmental Science & Technology.
Los PFAS comprenden gran cantidad de productos químicos que tienen innumerables usos, incluidos los auxiliares de procesamiento en la fabricación de fluoropolímeros como teflón, desmanchadores y repelentes de agua en envases de alimentos, textiles y ropa, así como su uso en espumas contra incendios.
Ácidos perfluoroalquilos
Un grupo particular son los ácidos perfluoroalquilos (PFAA), extremadamente estables y que no se degradan en el medio ambiente, pero pueden bioacumularse y se sabe que son tóxicos para los seres humanos y la vida silvestre.
Pueden ingresar a la cadena alimentaria debido a su movilidad en el medio ambiente y sus características de unión a proteínas. Los compuestos de cadena de carbono más larga de ácido perfluorooctanoico y ácido perfluorooctano sulfónico generalmente se asocian con daño hepático y con afectaciones al crecimiento fetal en humanos y otros mamíferos por igual.
Garnett descubrió un fenómeno inusual por el cual los PFAA presentes en la atmósfera se depositan con la nieve en la superficie de los témpanos de hielo donde eventualmente pueden acumularse dentro del hielo marino. Hizo esta observación mientras tomaba muestras de hielo y agua como parte de una expedición científica en el marco del proyecto Norwegian Nansen Legacy.
Al realizar análisis de salinidad e isótopos estables de la nieve, el hielo y el agua de mar, pudo determinar qué cantidad provenía de la atmósfera y cuál del agua de mar. De esta manera fue posible evaluar el papel que tuvo el transporte atmosférico desde regiones lejanas sobre la presencia de estos químicos en el hielo.