La explotación del espacio
omienza una nueva era con la explotación comercial del espacio. Este fin de semana Richard Branson, de Virgin Galactic, viajó al espacio y comenzó a comercializar el servicio. Sólo personas con mucho dinero tendrán acceso a esta experiencia, pero el hecho es que inversiones multimillonarias hicieron posible el desarrollo de esta industria.
El caso de Branson no es el único, Jeff Bezos y Elon Musk desarrollan otros proyectos de su tipo y multimillonarios chinos se sumarán a esta carrera durante los próximos años. Estas inversiones son exclusivamente privadas a diferencia de las que se realizaron durante el siglo XX por parte de países como la Unión Soviética y de Estados Unidos. También hay que decir que algunos gobiernos tienen sus propios proyectos con el envío de dispositivos espaciales para la investigación.
La pregunta es si será rentable la organización de viajes más allá de la atmósfera terrestre. Lo más probable es que no, ya que el costo de la investigación y el desarrollo para las aeronaves es mucho más alto que los ingresos que se recibirán durante los próximos años. Pero puede generar alguna sorpresa. Hay que recordar que hace apenas poco más de un siglo comenzó la aviación comercial en el mundo. Casualmente, anteayer se cumplieron 100 años del primer vuelo comercial en nuestro país y se llevó a cabo por Mexicana de Aviación entre Tuxpan y Tampico. Ahora este sector representa 3 por ciento del PIB nacional.
Pero lo importante de esta carrera por la conquista del espacio es que agudiza el ingenio e impulsa la ciencia y la tecnología, lo que incide en industrias tales como telecomunicaciones, transporte, informática y, en especial, en la autonomía de múltiples actividades que reducirán el esfuerzo del ser humano en su realización. Entre otras cosas la conquista del espacio permitirá imaginar y desarrollar nuevas rutas y maneras de viajar en nuestro propio planeta, tal y como sucedió con el descubrimiento de América hace cinco siglos.
Si ya se puede controlar un dispositivo espacial como la Sonda Voyager, sin la necesidad de un conductor en el lugar en donde se encuentre, qué no se podrá hacer para administrar automóviles, aviones, barcos, submarinos, casas, edificios, fábricas o aparatos electrónicos en hogares y oficinas sin la necesidad de operadores humanos. La revolución en la automatización apenas comienza.