Durante la pasada década el gobierno ha emprendido acciones para limitar la venta de productos ultraprocesados en México; sin embargo, usando estrategias mercadotécnicas las grandes corporaciones agroalimentarias han logrado esquivarlas, lo que da como resultado un aumento en el consumo de los llamados alimentos chatarra.

Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, en México la proporción de alimentos envasados que son ultraprocesados ha ido en aumento, dado que a principios de la década pasada eran 31 por ciento del total, mientras para el final habían aumentado a poco más de 36 por ciento.

Para Margarita Flores de la Vega, catedrática de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, es preocupante que la elección de cierto tipo de alimentos, más que una opción individual del consumidor, sigue una conducta social promovida por la industria y sustentada en las características del producto y los precios.

La especialista resaltó que México ha emprendido diversas estrategias para combatir el problema, como por ejemplo, la prohibición de ciertos alimentos en las escuelas; llamados a la población, impuestos a productos con altos contenidos calóricos y más recientemente con el etiquetado frontal de alimentos ultraprocesados.

Sin embargo, lamentó, todas las acciones han sido insuficientes para lograr el objetivo de reducir el consumo de estos alimentos y revertir la tendencia de aumento del sobrepeso y obesidad entre la población del país, cuyo índice ya es alarmante al convertirse en un gran problema de salud pública, que se asocia a una serie de enfermedades no transmisibles.

Detrás del mayor consumo de productos chatarra, destacó Flores de la Vega, está la precaria situación económica del país, pues es común que las personas sacrifiquen nutrientes por productos chatarra a un menor costo, de ahí que sea urgente trabajar en que productos que representen una dieta saludable sean accesibles para todos los bolsillos.

En este sentido, explicó la catedrática de la UNAM, el gobierno debe reflejar en los productos chatarra diferentes costos, como los ambientales y sanitarios, de modo que se deben revisar subsidios a fertilizantes, combustibles y agua; además de temas como la sobrexplotación de acuíferos y degradación de los suelos, sobrepastoreo, deforestación, y relocalización de actividades productivas insostenibles.

Esquivan nuevo etiquetado

No obstante, advirtió, el tema es complejo, pues un aumento de precios requiere de medidas compensatorias para la población de bajos ingresos que destinan una mayor proporción de su ingreso al gasto en alimentos.

Para la industria agroalimentaria el reto es grande, en particular para aquellas empresas que han invertido en la producción de alimentos de alto contenido calórico, bajo valor nutritivo y relativo bajo costo. Por décadas, la fuerza de su mercadotecnia ha asegurado ventas que recientemente están siendo afectadas por la defensa del derecho de los consumidores, apuntó la especialista.

El año pasado entró en vigor en México el etiquetado frontal de advertencia para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas, el cual advierte al consumidor sobre productos con elevados niveles de calorías, grasas y azúcares, no obstante, los grandes productores han encontrado formas de evadirlas.

Por ejemplo, en los establecimientos se pueden encontrar productos con doble frente, ocultando la cara que contiene los sellos de advertencia; venta de productos por paquete sin sellos o leyendas en el empaque, omisión de los sellos para continuar usando personajes, y la venta de productos de importación sin sellos.