Con lectura de poemas, la inauguración de un mosaico mural y el anuncio de la edición de un libro, escritores, poetas y autorida-des de la Secretaría de Cultura (SC) de la Ciudad de México, así como del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), se conmemoraron ayer 501 años de la No-che Victoriosa.

Celebramos medio milenio no de una pérdida, sino de un resurgimiento. Para ello, tenemos una prueba contundente: una metáfora en propia savia de un árbol, pero, en contraste, hay uno nuevo, regenerado e hijo de los vestigios de esa victoria que tuvo nuestro legado mexica en aquel momento, explicó el poeta Hans Giébe, originario del estado de Hidalgo.

Encontrarme con los vestigios del Árbol de la Noche Victoriosa es estremecedor, pero lo es aún más apreciar este arbusto nuevo que nos conduce a ese renacimiento de nuestra esplendorosa nación y sangre.

La Noche Victoriosa ocurrió entre el 30 de junio y el 1º de julio de 1520, con la única derrota de las tropas del conquistador español Hernán Cortés y sus aliados indígenas a manos del ejército mexica en México-Tenochtitlan.

Giébe señaló que, a pesar de tener un destino combinado entre ambos continentes (América y Europa), con culturas y cosmovisiones totalmente dispares, llevamos cinco siglos en el proceso de ir reaprendiendo, comprendiendo y, sobre todo, familiarizándonos con esa mezcla que dio como resultado a México.

Al acto efectuado en la Plaza del Árbol de la Noche Victoriosa, en la Calzada México-Tacuba, colonia Popotla, acudieron Vannesa Bohórquez, secretaria de Cultura capitalina; el historiador Pablo Moctezuma Barragán, la cronista Ángeles González Gamio, Rosa García, subdirectora de publicaciones de la Coordinación Nacional de Literatura del Inbal, y Consuelo Sánchez, representante de Cultura en la alcaldía Miguel Hidalgo.

Rosa García destacó que en los próximos días se hará la presentación oficial del libro México-Tenochitlan. Cinco centurias en flor, compilado por Hans Giébe y editado por los sellos editoriales Vozabisal, Cisnegro y El Ala de la Iguana, en el que se recopilan 10 poemas (algunos en lenguas originarias) que rememoran un acontecimiento fundamental en nuestro país. Los textos son acompañados con ilustraciones de algunos pintores.

Luego de la lectura presidida por algunos poetas, entre ellos Rosa Maqueda y Alejandro Zenteno, dedicada a los guerreros victoriosos de 1520, los funcionarios inauguraron el mosaico-mural La Noche Victoriosa, de los artistas Enrique Martínez y Martinheli Jarillo, que plasma el momento en que el ejército español decide salir de una forma sigilosa del Palacio de Axayácatl, mientras las fuerzas mexicas o tlaltetolcas los perseguían.

Plasmar la historia nacional y las movilizaciones sociales es una de nuestras finalidades. En 2010, Enrique y yo teníamos cinco años de iniciar pinta de murales. Fue entonces cuando decidimos hacer algo en la pared de la Iglesia (de la colonia Popotla), zona de la ciudad que tiene una parte rica en anécdotas alusivas a la victoria alcanzada por los mexicas, pero que estaba desprovista de ese recuerdo, relató Martinheli Jarillo a La Jornada.

“Enrique realizó un boceto de los mexicas correteando españoles. Nos basamos en el libro Moctezuma y el Anáhuac: una visión mexicana, de Pablo Moctezuma. Empezamos con una técnica de cuadrícula, que permitió la participación de varias personas, entre ellas niños.

Durante el proceso, residentes de la comunidad nos dijeron que cambiáramos el nombre de Árbol de la Noche Triste y así lo hicimos. El mural duró nueve años hasta que comenzó a deteriorarse, así que nos dirigimos a la alcaldía para repararlo. Entre dimes y diretes se pintó la pared de blanco.

“Fue gracias a la intervención del historiador Pablo Moctezuma que el boceto del mural La Noche Victoriosa se volvió a elaborar en marzo de 2020 (aunque no fue igual al original) y se mandó a hacer en azulejo.

Es importante que los mexicanos conozcan la historia de nuestros antepasados porque los invasores se encargaron de minimizar nuestra historia de lucha, nuestra energía para hacer justicia. Es un orgullo saber que hace 501 años se defendió nuestra raza, territorio y cultura.