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Punto de quiebre
“E

stamos en un punto casi de bifurcación. Un poquito más estamos en un fascismo puro y duro. Pero un poquito menos podremos reconstruir las democracias, democratizar la democracia. Depende de nuestras luchas.” Fueron las palabras del sociólogo Boaventura de Sousa Santos durante la presentación de la nueva Revista Tlatelolco que hemos lanzado desde el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM para el mundo (https://bit.ly/3bqOOYT).

Revista Tlatelolco busca ser un espacio para el debate, el diálogo y la construcción de alternativas en un momento crucial para la humanidad. De manera similar al periodo entre guerras en Europa al principio del siglo XX, hoy la civilización moderna se encuentra de nuevo en una encrucijada. Si permitimos que los poderes fácticos, los flujos financieros globales y el imperialismo estadunidense aprovechen las múltiples crisis actuales para afianzar su hegemonía y dominación, muy pronto podríamos encontrarnos inmersos en una distopía mundial sin parangón.

Las nuevas agresiones de Israel contra el pueblo palestino confirman que Estados Unidos y sus aliados buscan salir de la pandemia con los puños cerrados. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, sigue el ejemplo del presidente de Colombia, Iván Duque, al responder a la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca con una guerra de sangre y fuego contra sus adversarios políticos.

Biden conversó por teléfono con Netanyahu este fin de semana para reafirmar su firme apoyo para el derecho de Israel a defenderse de los terroristas que, le faltó mencionar, defienden su territorio de una invasión colonial de los sionistas (https://bit.ly/3tUfBDf). La semana pasada la Secretaría de Estado utilizó un lenguaje similar al avalar el derecho de Duque de defenderse de los vándalos que abusaban de su derecho a la protesta pacífica (https://bit.ly/3tUVpB4).

Resulta paradójico que las víctimas de la Segunda Guerra Mundial sean quienes hoy promueven el neofascismo en el mundo. Pero ha llegado la hora para reconocer que los otrora defensores de la libertad, la tolerancia y la justicia son hoy sus principales verdugos.

En este contexto, América Latina tiene la oportunidad de colocarse a la vanguardia. Amenazas hay muchas, pero también hay alternativas. La unidad fue posible en Argentina y en Bolivia tras el golpe del fascismo, comentó Manuela D’Avila, destacada periodista y candidata a la vicepresidencia de Brasil en 2016, durante la presentación de la Revista Tlatelolco.

La contundente respuesta del pueblo de Argentina al despotismo neoliberal de Mauricio Macri y la victoria de los bolivianos sobre el golpe de Estado perpetrado por Luis Almagro y Jeanine Áñez constituyen dos ejemplos históricos de la enorme fortaleza política de los latinoamericanos. En ambos casos se logró revertir pacíficamente en las urnas los intentos de reconquista neoliberal promovidos desde Washington.

Durante su visita a México la semana pasada, tuvimos la oportunidad de conversar con Dilma Rousseff sobre la expectativa de que en 2022 se logre una hazaña similar en Brasil después de la trágica gestión de Jair Bolsonaro. Si ello ocurre, sería la primera vez en la historia reciente que la izquierda gobernara simultáneamente los dos gigantes de América Latina, Brasil y México.

El neoliberalismo ya no tiene respuestas, comentó el politólogo y político español Juan Carlos Monedero en la presentación de la Revista Tlatelolco. El enorme vacío de ideas y de legitimidad popular de la derecha que percibimos en México no es privativo de nuestra nación, sino un fenómeno global.

Ello constituye una oportunidad de oro para que la izquierda latinoamericana se convierta en un faro para la construcción de una nueva forma de hacer política profundamente democrática y en favor de la transformación social. Por fin podremos cumplir con el sueño de Ernesto Che Guevara de llevar la revolución latinoamericana al mundo entero, pero en esta ocasión de manera totalmente pacífica.

Pero primero será necesario superar fisuras internas y ejercer la autocrítica. “Hay que ser capaces de una inteligencia crítica, responsable… de romper los marcos que nos construyen”, comentó Monedero. Hay que ser autocríticos de lo hecho bien y mal, y volver a juntar las múltiples ideas que necesitamos, las nuevas narrativas, señaló el director de la Revista Tlatelolco, René Ramírez.

Participemos todos en la construcción de los nuevos sentidos comunes necesarios para salvar al ideal democrático de la embestida global neofascista. La Revista Tlatelolco es un espacio ecléctico, plural e interdisciplinario abierto a todos los géneros de expresión, incluyendo artículos académicos, científicos, literarios, periodísticos, fotografías e ilustraciones, desde la más amplia variedad de enfoques y puntos de vista.

Aquí podrán leer el número cero de lanzamiento así como hacernos llegar sus colaboraciones: https://puedjs.unam.mx/revista_tlatelolco/.

www.johnackerman.mx