Martes 11 de mayo de 2021, p. 19
Rangún. Al cuplirse hoy cien días desde el golpe de Estado militar, Myanmar sigue sumido en el caos, con un levantamiento popular reprimido a sangre y fuego, una economía paralizada por una huelga general e intensos combates entre el ejército y las facciones rebeldes. “Es una guerra civil. El ejército perdió toda la confianza de la población, resume el analista Khin Zaw Win. La madrugada del 1º de febrero, los generales derrocaron al gobierno de Aung San Suu Kyi, poniendo fin de forma abrupta a un paréntesis democrático de 10 años. En Naipyidó, la capital, la ex dirigente, de 75 años, cumple arresto domiciliario al enfrentar varias acusaciones sin que se le permita reunirse con sus abogados. Mientras, persisten las protestas y la represión tanto en las ciudades como en los pueblos más alejados y miles de huelguistas siguen bloqueando gran parte del país: bancos, hospitales, puertos y administraciones. Al menos 780 civiles murieron en los últimos tres meses, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos. El ejército asegura que son muchos menos y responsabiliza de la violencia a los alborotadores
que cometen actos de terrorismo
. Los arrestos van en aumento. Más de 3 mil 800 personas están detenidas, muchas de ellas en lugares mantenidos en secreto, según la asociación que denuncia violencia contra las mujeres, ejecuciones extrajudiciales y torturas, como en el caso del poeta Khet Thi, detenido el sábado y muerto bajo custodia 24 horas después.