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El boxeador más popular y lucrativo del momento

Asistencia a pelea del Canelo, hito en el box con y sin pandemia
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▲ Los golpes del Canelo Álvarez causaron varias fracturas en el pómulo de Billy Joe Saunders, quien requirió cirugía.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de mayo de 2021, p. 2

Al terminar el octavo episodio, Saúl Canelo Álvarez fue a su esquina y le dijo al entrenador que su rival, el británico Billy Joe Saunders, ya no volvería al siguiente asalto.

–Le quebré el pómulo –dijo algo sorprendido el peleador mexicano a Eddy Reynoso–, sentí cómo le rompí algo y se sumió. Ya no regresa.

La siguiente imagen era la de Saunders sentado en ese banquito que dramatiza las derrotas y con el ojo derecho lastimado de manera notoria. Esa misma noche el británico se fue directo a un hospital donde confirmaron que sufrió varias fracturas en el pómulo, producto del violento derechazo del mexicano. Ayer fue sometido a cirugía. Estará fuera por mucho tiempo, advirtió el promotor Eddie Hearn.

El triunfo fue inobjetable, coinciden actores de esta industria que anoche vivió un momento histórico en el estadio de los Vaqueros de Dallas, en Arlington, Texas. Fue el regreso de las multitudes a los espectáculos tras su cancelación en todo el mundo por la pandemia y congregó a 73 mil 126 personas, lo no visto desde antes de que el mundo estuviera asolado por el Covid-19.

“Lo que hizo el Canelo trasciende el mundo del boxeo y del deporte mexicano”, señala Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, uno de los tres organismos que avalan al mexicano como campeón supermediano. Los otros cinturones son de la AMB y la OMB, éste último fue el que perdió el británico.

Estamos hablando del regreso de los espectáculos masivos a nivel mundial, agrega Sulaimán; ni el Súper Tazón ni la Serie Mundial ni la Champions han registrado asistencias como la de anoche en el estadio de los Vaqueros. Ha sido histórico para el entretenimiento mundial y lo protagonizó un mexicano y, en gran medida, la comunidad latina en Estados Unidos.

Para el boxeo ya es una marca insólita en Estados Unidos. En el retorno de los espectáculos masivos, sólo el Derby de Kentucky, la competencia de caballos que convoca hasta a 150 mil aficionados, se acerca este año, en mayo pasado registró 50 mil asistentes.

En el boxeo el antecedente más cercano es el segundo combate de Muhammad Ali ante Leon Spinks el 15 de septiembre de 1978, en el Superdomo de Nueva Orleans, con 63 mil asistentes. Lo ocurrido en la casa de los Vaqueros es un hito para el deporte masivo en aquel país, con o sin pandemia.

Después de más de un año de encierro, de cancelaciones y actos sin público, esto quedará en la memoria, abunda Sulaimán, “y también significa una nueva era para la carrera de Canelo Álvarez, hoy consagrado como el deportista más popular en el boxeo”.

Días antes de la función, Jerry Jones, dueño de los Vaqueros de Dallas, ya advertía sobre la popularidad del mexicano. Aún se pensaba en una audiencia de 60 mil personas y exclamaba que con esas localidades ya vendidas era la pelea más grande que jamás hubiera tenido la organización en su estadio. Poco después, ante la demanda desbordada, se aumentó el aforo.

Canelo dijo al final de la pelea que no comprendía a aquellos que decían que la gente no lo aceptaba. Aquí están algunos que sí me quieren, dijo irónico en un estadio a reventar. Las redes se volcaron en su apoyo, aunque como una inercia se mantuvieron las críticas sobre la carrera del peleador más lucrativo del deporte mexicano.

Hasta sus detractores pudieron ver una pelea donde el rival fue difícil y el mexicano supo vencerlo de manera contundente, recuerda Sulaimán; “después de lo que mostró ante un campeón invicto, ya me parece una necedad seguir escatimando los logros del Canelo”.

La personalidad provocadora de Saunders, su proclividad al insulto y el fanfarroneo hizo crecer las expectativas del combate. Pero también cosechó adversarios que se sumaron a la causa del Canelo.

“Hace mucho que tampoco se vivía una rivalidad basada en lo visceral, como ocurrió con Julio César Chávez y Macho Camacho o Salvador Sánchez y Wilfredo Gómez, casos distintos, pero que esta vez hicieron recordarlos”, resume el titular del CMB.