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Número 163 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
¡Zapata vive y la milpa sigue!
Sin maíz no hay país.

Organizaciones sociales en respaldo de la 4T y en defensa de la agricultura campesina

Milton Gabriel Hernández García

Ha dejado de sorprender el silencio de los medios de comunicación oligopólicos al servicio de las fuerzas conservadoras, que tal vez “por descuido” omiten abordar temáticas que están fuera de su radar e interés periodístico, pues calculan que no contribuyen a su desesperada cruzada por debilitar la imagen del proyecto que encabeza el gobierno de la 4T, sobre todo en estos tiempos electorales.

Tal vez a eso se debe que haya pasado casi de noche en la prensa nacional, el pronunciamiento que el pasado 26 de marzo dieron a conocer a la opinión pública más de 150 organizaciones campesinas, sociales, académicas y de investigación, en el que alertan a la sociedad mexicana sobre las presiones de diversas empresas y asociaciones comerciales de los Estados Unidos hacia el Gobierno de México.

Algunas de estas empresas y consorcios comerciales son por ejemplo la Asociación Estadounidense del Comercio de Semillas, la Asociación de Fabricantes de Equipos de Organización de Innovación Biotecnológica y la Asociación Nacional de Productores de Maíz, entre muchas otras. Estas organizaciones empresariales pidieron en una carta fechada el 22 de marzo que el Secretario del Departamento de Agricultura y el Representante Comercial de Estados Unidos presionen al Gobierno de México para que modifique o revierta una serie de políticas que no convienen a sus intereses.

Se refieren en esa carta, entre otros temas que les preocupan, a la prohibición de la siembra comercial de maíz transgénico y a la sustitución gradual y progresiva del glifosato en la agricultura mexicana, según lo que establece el Decreto Presidencial del pasado 31 de diciembre. Se quejan de que esta disposición “crea un riesgo e incertidumbre significativos para el comercio transfronterizo de maíz (ya que) tiene el potencial de impactar negativamente una parte significativa de las exportaciones agrícolas de EE. UU”.

También piden que se regañe a nuestro país a causa de la NOM 051, promovida y aprobada por el Gobierno de México el primero de octubre del año pasado, en la que se establece el etiquetado frontal de advertencia para alertar a los consumidores de las altas cantidades de calorías, azúcar, sodio y grasas saturadas en los alimentos industrializados. Estas medidas, dicen los estadounidenses, “atacan la reputación de los productos importados, calificándolos de perjudiciales para la salud de los consumidores mexicanos”.

Lo que tal vez desconocen estos empresarios del país vecino, es que estas medidas no han sido una ocurrencia del actual gobierno, pues responden a más de dos décadas de luchas de la sociedad civil, acuerpada en numerosas organizaciones campesinas, ambientalistas, de consumo, académicas, de investigación en defensa de la agricultura campesina y la alimentación, de nuestros maíces nativos, de derechos humanos, entre muchas otras.

Estas colectividades han defendido política, mediática y legalmente, pero sobre todo en los territorios rurales y urbanos, a la milpa, a la agricultura orgánica, a los campesinos y campesinas de México, desde un enfoque agroecológico. Además, han peleado férreamente contra los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), los agrotóxicos, y sobre todo, han planteado alternativas viables al modelo agroindustrial que tiene como premisa la explotación al máximo de la tierra, provocando degradación de suelos y contaminación de cuerpos de agua.

En el manifiesto, estas organizaciones hacen un planteamiento de gran claridad política: “Es un hecho que para las empresas trasnacionales dedicadas a la industria de los alimentos, muchas de las acciones libres y soberanas que el Gobierno de México ha implementado, constituyen un atentado a sus intereses económicos, sin embargo, por nuestra parte, coincidimos y respaldamos al Presidente Andrés Manuel López Obrador en la decisión de avanzar y hacer realidad el derecho a la alimentación, a la autosuficiencia y soberanía alimentaria y transitar hacia un modelo agroecológico, eliminando gradualmente la dependencia alimentaria de granos básicos y rescatando con ello también los aportes milenarios de las comunidades campesinas e indígenas de nuestro país”.

Este llamamiento público está dirigido principalmente a la sociedad mexicana, a la que pide “mantenerse alerta para apoyar el etiquetado frontal de advertencia y la prohibición del glifosato y del maíz transgénico, y continuar defendiendo la soberanía nacional y alimentaria y a nuestra planta sagrada: el maíz”. Pero también se dirige al Gobierno de México y a nuestro presidente, a quien le pide no ceder ante estas presiones y trabajar, en articulación con las organizaciones campesinas, en un nuevo sistema-modelo agroalimentario y nutricional.

Es de importancia estratégica para el interés nacional que se conozca ampliamente este pronunciamiento (aquí se puede consultar: http://sinmaiznohaypais.org/archivos/1955), que la ciudadanía se sume a él y que se fortalezcan las redes de solidaridad en torno a la defensa, en todos los frentes posibles, de nuestra soberanía alimentaria. Las consecuencias de haber abandonado al campo a lo largo de la oscura noche neoliberal son por demás evidentes y desgarradoras hoy en día. Frente a ello, como señalan estas organizaciones “abajofirmantes”: ¡Nunca más un México subordinado a las trasnacionales!, ¡Por el derecho a la alimentación!, ¡Por el rescate de nuestros campesinos y campesinas!, ¡Por nuestra milpa y nuestro maíz! •