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Entre acordes de guitarra y acordeón, amigos y familiares despidieron a Javier Molina

El poeta fue sepultado en el panteón de San Cristóbal de las Casas

Foto
▲ Molina, en la presentación de uno de sus poemarios, el 9 de julio de 1985. Al fondo, el cantautor Rockdrigo González.Foto Francisco Mata Rosas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 30 de marzo de 2021, p. 4

San Cristóbal De Las Casas, Chis., Ante amigos y familiares, el periodista y poeta Javier Molina fue sepultado ayer en el panteón municipal de San Cristóbal.

Antes de ser trasladado al camposanto, sus restos fueron llevados en un ataúd negro al templo de San Ramón, donde el sacerdote Víctor Alonso Meza ofició una misa de cuerpo presente.

El cortejo se dirigió después hacia el panteón, donde fue sepultado mientras sonaban los acordes de una guitarra y un acordeón, que lo acompañaron desde el templo.

El escritor Balam Rodrigo, ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2018, afirmó que Molina era el hombre más lúcido de San Cristóbal, el intelectual de mayor envergadura, a quien se le hizo poco caso, más allá de que era huraño y que no le gustaban los homenajes.

Remarcó: Lamento que a alguien de su envergadura se le haya hecho poco caso, más allá de las autoridades institucionales que no interesan en términos políticos, sino la justicia de las y los poetas que ahora se lamentan y lo ponen en redes (sociales), que no se preocuparon por protegerlo o promoverlo, a excepción de unos cuantos.

Expresó que un intelectual como él merecía un poco más de focos, a pesar de lo huraño y tímido de su carácter, y de que rehuía el culto y demás, pero jamás esquivaba el diálogo, sobre todo el diálogo solidario. Tenía una memoria prodigiosa. Difícilmente habrá otro poeta, intelectual y pensador de sus características, con su humildad y naturalidad. Nunca fue más que Javier Molina. El mismo siempre.

Señaló que Molina, quien falleció la madrugada del domingo, “andaba solo; yo lo considero el gran flâneur de San Cristóbal. Lo encontraba uno caminando casi en cualquier lugar, leyendo la ciudad, degustándola. Tiene un poema muy bonito a la avenida Insurgentes (ubicada en esta ciudad) que escribió en abril de 1966. Tenía esa cualidad de flâneur, de estar viendo la ciudad, de verlo todo; era un hombre libre”.

El poeta Roberto Rico, ganador del Premio estatal Rodulfo Figueroa en 1999, quien también lo frecuentaba, comentó que Molina “representa en gran medida la vida cultural y social de San Cristóbal, además de que sabemos lo que significa su presencia en el periodismo cultural de nuestro país desde la segunda mitad del siglo XX.

“La persona de Javier Molina está asociada a la fundación de los grandes suplementos y revistas que han animado la vida cultural de México. Su pérdida será muy significativa; lo vamos a extrañar y vamos a tener presente todo su trabajo, sobre todo el periodismo cultural que ha permanecido y está en las hemerotecas.

Esta es una buena oportunidad para hacer una selección de su trabajo. La última vez que platiqué con él, hace unas tres semanas, referíamos la necesidad de reunir ese material.