Sábado 27 de marzo de 2021, p. a12
¿Música sublime?
Hela aquí: Jóhann Jóhannsson / Englabörn & Variations, álbum doble, publicado por Deutsche Grammophon.
Es poesía. En texto y en sonido.
Toma puerto de partida en la poesía de Gaius Valerius Catullus, en los versos amorosos más intensos, densos, contundentes que se han escrito o tomado diferentes formas, en reverberaciones:
Odi et amo. Quare id
faciam? Fortasse requiris
Nescio, sed fieri sentio
et excrucior
Versiono:
Odio y amo. Quizá quieras que te explique la razón. No la sé. Sólo sé que eso siento, y me tortura.
Ese nudo dramático es el disparo en medio del bosque. El aleteo de las aves asustadas, el ladrido de los perros a lo lejos, el rumor oscuro de las pesadas ramas de los árboles se mece.
El compositor islandés Jóhann Jóhannsson (1969-2018) es un dramaturgo nato. Para él, la palabra es sonido: “Mi música recurre a la poesía –solía explicar–, en especial a textos clásicos y a vocablos de mi invención para nunca fijar el significado unívocamente. La palabra es poder. En música, la palabra es un géiser de sonido y así se vuelve más poderosa aún”.
Los versos de Catulo cobran vida nueva en la música de Jóhann Jóhannsson: vibrátil, temblorosa, plena de vaho y neblina, tormento y paz.
Lo interesante del resultado es la paz interior que experimenta el escucha.
Al igual que sus colegas romanos Helvio Cinna, Marco Furio Bibáculo, Valerio Catón y Cornelio Nepote, seguidores del maestro griego Calímaco, el poeta Catulo funda el canto elegíaco, la íntima subjetividad que pocos han entendido.
Uno de esos pocos es Jóhann Jóhannsson. Tiene a su favor su geografía: Islandia es prácticamente otro planeta para los consumidores de frases hechas, degustadores de emociones abaratadas por escritores light.
Por ejemplo, la noción de soledad, la conciencia de la melancolía, la condición abismal, es privilegio de los nórdicos.
Ejemplos del sentido metafísico de lo que significa el Norte hay suficientes en todo el catálogo de la disquera alemana ECM, donde Manfred Eicher y músicos nórdicos han explorado en sonidos, pero también en palabras, el sentido profundo del desierto, la densa neblina, el paisaje gélido, la delgada línea blanca que se tiende en sus horizontes con todo lo mental, intelectual y anímico que eso entraña.
He ahí la sustancia que anima la belleza sobrenatural del disco doble que hoy recomendamos con fervor: Jóhann Jóhannsson / Englabörn & Variations.
Englabörn en islandés significa ángeles. Y es el título de una obra de teatro para la que fue requerido el oficio de compositor de Jóhann Jóhannsson.
Habrá que hacer notar que lo que ocurre en escena es sumamente violento, para resaltar así el logro mayúsculo de Jóhannsson: la música que escribió para esa obra de teatro violenta es lo más pacífico que existe sobre la faz de la Tierra.
Dialéctica de oposición de contrarios. Reducida a mera anécdota queda entonces la desolación del poeta Catulo frente al amor traicionado de Clodia que lleva a Safo de Lesbos que lleva a William Shakespeare que lleva a todo aquel aullido, todo aquel gemir, la estructura de la desolación puesta en versos, dramaturgia, sonidos.
El dramaturgo magistral Jóhann Jóhannsson utiliza, para conseguir su logro tan monumental, la herramienta más poderosa: la sencillez.
Tiene claro su objetivo: transmitir su paz interior, su claridad de espíritu, la quietud de su mente y la alegría de su sonrisa que reposa detrás de la apariencia de melancolía.
Es por eso que día con día crecen los devotos seguidores del compositor Jóhann Jóhannsson. Los escuchas más exigentes hallan en la obra del islandés la profundidad emocional que pocos compositores logran.
Hay momentos en la magia instrumental y en el manejo de la voz humana de la música de Englabörn que de manera irremediable nos remiten a Arvo Pärt, otro maestro del arte de hacer música de ángeles para ángeles.
La sencillez de Jóhann Jóhannsson es prácticamente artesanal: un cuarteto de cuerdas (ese passepartout de la instrumentación humana), piano, glockenspiel, percusiones y órgano.
Los versos de Catulo los recita una voz metálica, semirobótica, un recurso sencillo que suele utilizar para decir poesía Laurie Anderson. El efecto pasa de lo acidulado a la dulzura más deliciosa, emulsionada con el tableteo de las teclas del piano en combinación con el glockenspiel, cual cajita musical, de esas a las que se les da cuerda y suenan solas, o bien como uno de los pianos de juguete para los que escribió mucha música John Cage.
Cuando entra el coro, lo sublime asciende en intensidad. Los versos en latín semejan ángeles suspendidos en el éter, blanco sobre azul celeste.
La sensación de gozo, paz, regocijo nos inunda y nos pone a flotar.
Pocas músicas consiguen esta magia. Hela aquí, en este disco.
Englabörn, Ángeles, fue escrita en 2002. Su autor, Jóhann Jóhannsson la grabó en una disquera independiente y de manera mágica el disco un día apareció en el escritorio de Schis Sharp, editor de la disquera 4AD, sello legendario, four éi dí, al que debemos prodigios como Dead Can Dance, Cocteau Twins, Penguin Café, This Mortail Coil y otros tantos grupos hacedores de músicas mágicas que despistados, mal orientados por el negocio de la música, ubican como música dark
, cuando en realidad se trata de la más luminosa de las músicas.
Eso, música luminosa. Englabörn es luz pura.
Ah, el subtítulo & Variations obedece al segundo disco de este álbum doble, en el que estaba trabajando Jóhann Jóhannsson cuando ocurrió su desafortunada muerte, a la edad de 49 años.
Las Variaciones corren a cargo de sus amigos músicos islandeses, conocidos todos ellos del Disquero porque de ellos hemos reseñado casi todos sus discos: Ólafur Arnalds, Víkingur Ólafsson, la gran compositora Hildur Guonadóttir (por quien el Disquero apostó el año pasado todo, y ella ganó el Óscar, con Joker) y el extraordinario dúo ambient llamado Una Victoria Alada para los Taciturnos (A Winged Victory for the Sullen).
Mención aparte merece el coro mayor: Theater of Voices. Como su nombre indica, ponen en carne y sangre la dramaturgia, el teatro de las voces, el teatro de los sonidos. Y el peso ligerísimo del silencio, hecho luz radiante.
¿Música sublime?
Hela aquí: Jóhann Jóhannsson / Englabörn & Variations, álbum doble, Deutsche Grammophon.
Feliz flotación. Feliz vuelo.