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En el alto nivel hay poco de deporte y casi todo es negocio

Corazón Juárez estaba a punto del retiro, la precariedad salarial lo regresó al boxeo
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de marzo de 2021, p. a12

En el boxeo los sobrenombres son emblemas que deben inspirar temor, respeto o simpatía. A César Juárez lo apodaron Corazón, como solía llamarlo su padre, corazón, haz la tarea, y más tarde, corazón, pégale al costal. Los niños hacían burla de lo que consideraban una cursilería o la expresión para un chico mimado. Al crecer, César se lo apropió y le dio nuevos significados.

Corazón también es lo que hace que un peleador deje todo en el cuadrilátero, apunta.

Con ese apodo buscó en dos ocasiones coronarse como campeón del mundo en peso supergallo ante monarcas muy temidos, el filipino Nonito Donaire y el británico de origen ghanés, Isaac Dogboe, pero no tuvo éxito.

Los combates recientes han sido difíciles y argumenta que por razones alejadas al cuadrilátero. Los intereses en una industria que mueve mucho dinero y las dificultades que le planteó la pandemia de Covid 19, decepcionaron a Corazón y pensó en el retiro prematuro, cuando apenas tiene 29 años. Sin embargo, la precariedad salarial para un abogado sin experiencia como César lo hicieron recapacitar e insistir en su carrera como boxeador.

Desde que dejé de trabajar con una promotora, es muy complicado convencer a los jueces, cuenta Corazón; en este nivel de boxeo hay poco de deporte y casi todo es negocio. No les importa que gane el mejor, sino el que deja más dinero a una empresa.

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▲ César Juárez asegura que seguirá insistiendo en la carrera de pugilista, pero sin una promotora lo ve difícil.Foto María Luisa Severiano

Eso –asegura– influye en jueces y todo el ambiente para favorecer a los peleadores consentidos por las promotoras más importantes.

En 2020 la pandemia además paralizó los espectáculos deportivos en todo el mundo. Los boxeadores se encontraron de pronto sin ingresos y con la incertidumbre del futuro laboral.

Un promotor le ofreció pelear en Las Vegas en julio de 2020 por un contrato muy jugoso. El problema era que ante el cierre de gimnasios y lugares para entrenar, César no estaba en forma. Necesitaba bajar 15 kilos en dos semanas.

Me dijo que podía ser la única oferta que me harían en todo 2020, y así fue, recuerda; en otro momento no me habría expuesto de esa manera, pero lo tomé porque no había otra posibilidad de obtener dinero. Acepté para ganarme una moneda, a pesar del peligro que significaba. Obvio perdí.

Cuando Corazón fue revisa-do por el médico, le dijeron que no podía pelear en esas condiciones de deterioro físico. Al final pudo recuperarse un poco para subir al cuadrilátero, pero no pudo aguantar hasta el quinto asalto. Ni brazos ni piernas le respondieron.

Sé que aún estoy joven y que puedo dar buenos combates. La posibilidad de un título mundial no es imposible, pero debo trabajar con una empresa que me respalde; de lo contrario será difícil.