“Gallo y Chocolatito cumplieron con ese protagonismo”
Miércoles 17 de marzo de 2021, p. a12
Humberto Chiquita González salía de su vestidor a mirar el foro del Hotel Hilton, en Las Vegas, donde unas horas después pelearía con-tra el estadunidense Michael Carbajal en marzo de 1993. Estaba nervioso. Le preocupaba que estaba casi vacío el lugar durante las peleas preliminares y temía que fuera un fracaso en el boletaje. Antes de esa noche era impensable que dos pesos pequeños fueran estelares en Estados Unidos.
Los títulos del Consejo Mundial de Boxeo y de la Federación Internacional en peso minimosca estaban en juego. El público estadunidense no acostumbraba seguir a los peleadores de categorías pequeñas; en aquel país el boxeo más renta-ble es el de pesos medianos y, sobre todo, los pesados.
Yo estaba impaciente, porque había poca gente y nunca habían visto una función de esa magnitud con dos peleadores chicos
, recuerda la Chiquita, pero me tranquilizó que conforme se acercaba la hora empezó a llegar el público, y no sólo los mexicanos, sino muchos estadunidenses sin relación con nuestro país
.
Aquella pelea fue la consagración y la demostración de que dos boxeadores en la escala más baja del gramaje son capaces de dar batallas tan emotivas, o incluso más, que los pesados. El combate fue épico, aunque lo perdió la Chiquita por un inesperado golpe de Carbajal. Pero eso dio origen a una trilogía que hoy se considera todo un clásico.
“Si el sábado estuvieron como estelares Francisco Gallo Estrada y Román Chocolatito González, en parte, es porque nosotros abrimos ese camino”, comenta; “no lo digo por presumir, sino porque mostramos la dignidad y calidad del boxeo en pesos menores. Gallo y Chocolatito merecían ese protagonismo y cumplieron”.
No sólo fueron pioneros al atraer la atención de los grandes promotores y de las televisoras de pago por evento. Chiquita y Carbajal también fueron los primeros en recibir un millón de dólares por pelear. Eso era completamente inédito, pues los pagos importantes eran sólo para los peleadores pesados.
Eso sólo fue por pelear
, recuerda Humberto; aparte lo que ganamos del pago por evento, la verdad que fue un salario muy bueno que nunca habían visto peleadores chicos
.
Recuerda que lograron innovar con la expectativa que generaron. Con proporción guardada, incluso dice que fueron un antecedente de lo que hoy representa el Canelo Álvarez en el boxeo mundial. El peleador de Neza y miembro del Salón Internacional de la Fama comercializó muy bien su imagen en México y Estados Unidos; vendió todo lo que fuera susceptible de convertirse en mercadotecnia.