Uno de los pilares de Sala Margolín, cultivó el arte de la nota de programas de conciertos y la crítica musical
Jueves 25 de febrero de 2021, p. 5
El musicólogo, crítico y promotor cultural Luis Esteban Pérez Santoja falleció la madrugada de ayer como consecuencia del cáncer que padecía. Mañana habría cumplido 69 años de edad. Fue subdirector de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (1985-1989) y también de la Dirección General de Música de la UNAM (1983-1984). Cultivó el arte de las notas al programa de los conciertos y formó a varias generaciones de melómanos.
Egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, Luis Pérez optó por el periodismo musical, que desarrolló en distintos medios de comunicación.
Es autor de las notas al programa de las temporadas de conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (su Ofunam). Plantó estilo apartado del lugar común, tecnicismos y datos superfluos; su prosa siempre amena la complementaba con sus largas charlas en los intermedios y al final de los conciertos.
Fue el hombre detrás del mostrador: las mejores recomendaciones de libros (Thomas Mann, Marcel Proust, Stephen King…), películas (Tarkovsky, Kubrick, Bergman…) y sobre todo discos, salían de su risa bonachona siempre, ya fuera por teléfono, en las butacas de las salas de concierto o, imagen que queda para siempre: detrás del mostrador de Sala Margolín, esa institución cultural con forma de tienda de discos.
Sala Margolín fue fundada en los años 50 por Walter Gruen, pareja de Remedios Varo. García Márquez, Octavio Paz y Carlos Fuentes eran de sus asistentes recurrentes. En abril de 2012 cerró sus puertas frente a la irrupción de la tecnología, que arrasó con los buenos discos.
Luis Pérez completó su formación humanística autodidacta como alumno de los directores de orquesta Eduardo Mata y Francisco Savín, los compositores Mario Lavista, Federico Ibarra, Manuel Enríquez y Arturo Márquez (Luis vio nacer el Danzón Número 2 de Márquez y los 11 siguientes, en la Sala Nezahualcóyotl), y músicos de primera línea, como los integrantes del Cuarteto Latinoamericano.
Era quien más sabía de música en este país y cómo hablar de ella, escribir sobre ella y sobre todo, compartir el placer de la música.