Los primeros mil días de vida, desde el embarazo hasta los dos años, son la etapa más importante para que toda niña y niño pueda alcanzar su pleno potencial de desarrollo. La alimentación con leche materna es crucial en este periodo, por sus beneficios para la salud física, intelectual y emocional, y porque aporta todos los nutrientes y calorías que el bebé necesita, ayuda a fortalecer su sistema inmunológico para que no se enferme y promueve el desarrollo de su cerebro. Además, reduce la posibilidad de desarrollar enfermedades crónicas y cáncer a lo largo de la vida, tanto de las niñas y los niños como de sus madres.
Aunado a sus beneficios en la salud, la lactancia materna es una práctica sostenible que tiene bajo impacto ambiental, con una menor huella de carbono y menos uso de agua en comparación con los sustitutos de la leche materna. Por ejemplo, se requieren 4,700 litros de agua para producir un kilo de fórmula infantil.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés reciban lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida (sin ningún otro alimento o líquido, ni agua). Después de esa edad, los bebés deben tener una alimentación complementaria adecuada y continuar con la leche materna durante dos años o más, si la madre y el bebé así lo desean.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, en México únicamente 28.3% de las niñas y niños menores de seis meses recibieron lactancia materna exclusiva y sólo 29% siguieron amamantándose durante sus primeros dos años de vida, mientras que 42.9% de los menores de un año tomaron fórmula infantil, lo que evidencia las prácticas inadecuadas de lactancia materna en el país.
A pesar de que las prácticas de lactancia materna mejoraron con respecto a 2012, el mayor incremento se observó en el nivel socioeconómico alto, en tanto que en grupos vulnerables, como los indígenas y en el sur del país, se tuvo muy poca o ninguna mejora. Aún nos encontramos muy lejos de las metas de la Asamblea Mundial de la Salud de aumentar a 50% la lactancia materna exclusiva para 2025.
De acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional de Salud Pública, las prácticas inadecuadas de lactancia materna en menores de un año en 2012 fueron responsables de 27% de los casos de enfermedad y muerte (en un rango entre 933 y 5,796 muertes) por infecciones gastrointestinales y respiratorias, otitis, enterocolitis necrotizante (una enfermedad grave en el intestino grueso de los recién nacidos) y muerte de cuna.
El costo de atención en salud para el sector público por estas enfermedades ascendió a 9,447 millones de pesos (mdp) en 2020, mientras que la pérdida de ingreso por muerte prematura le costó al país 27,842 mdp, a lo que se suman 5,082 mdp por la compra de fórmula infantil que enfrentaron las familias mexicanas (Colchero et al., AJCN, 2015). Los costos serían aún mayores si se incluyeran las alergias, asma, leucemia, obesidad y diabetes en la niñez y la vida adulta asociados al consumo de fórmula infantil.
Las bajas tasas de lactancia materna también provocaron costos y muertes en las mujeres mexicanas en 2012: 5,363 casos de enfermedad por cáncer de mama y cáncer de ovario, diabetes tipo 2, enfermedades del corazón e hipertensión y 1,681 muertes prematuras debido a estas enfermedades, las cuales representan las primeras casusas de muerte entre mujeres en México. El costo por atención en salud por estas enfermedades fue de 3,124 mdp, y el costo por pérdida de ingreso alcanzó 9,344 mdp (Unar-Munguía et al., MCN, 2019).
Aunada a estos costos, se estima que la pérdida de capital humano por la menor inteligencia alcanzada entre niñas y niños que son alimentados con fórmula infantil en lugar de leche materna, provocó una menor productividad laboral que costó al país 145,495 mdp en 2020 (Walters et al., Health Policy and Planning, 2019).
En total, los costos provocados por las prácticas inadecuadas de lactancia materna alcanzaron más de 200 mil mdp en 2020, lo que representa 60% del presupuesto del Instituto Mexicano del Seguro Social para la atención de la salud y 29% del gasto público en salud en 2020.
Las muertes y los altos costos que enfrentan el sistema de salud y la sociedad justifican la apremiante necesidad de implementar una política integral de protección, apoyo y promoción de la lactancia materna en México. Esta política debe tener un presupuesto específico para la capacitación teórico-práctica de profesionales de la salud; la nominación y monitoreo de Hospitales Amigos del Niño y de la Niña; una campaña de comunicación para modificar las normas en torno a la lactancia entre la población; un adecuado monitoreo asegurado y sanciones por incumplimiento del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, y la licencia de maternidad garantizada para pagar por 24 semanas a las madres que trabajen en el sector formal e informal. •