La quema de residuos plásticos de un solo uso puede ocasionar daños a la salud como diversos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias y alteraciones al sistema inmunológico, debido a la ingesta o contacto con la piel de sustancias tóxicas que emanan de dichos materiales, señala un informe de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración.

En México, aunque la industria que promueve la incineración como forma de reciclaje argumenta que debido a las altas temperaturas –superiores a 800 grados Celsius– en los hornos cementeros es casi imposible que se generen emisiones contaminantes, se ha encontrado evidencia que contradice esa afirmación, advierte el organismo.

En el documento Cuando la basura plástica nos alcanzó se refiere que al quemarse mil kilogramos de residuos plásticos se generan 330 kilos de ceniza tóxica, compuesta por al menos 41 tipos de contaminantes y orgánicos persistentes que se emiten al aire, suelo y agua. Estos contaminantes a los que la población humana está expuesta son precursores de diversos padecimientos, como daños al sistema nervioso central, cardiovascular y respiratorio; malformaciones congénitas, retraso en el desarrollo humano, alteraciones al sistema inmunológico y hormonal; problemas de cáncer, trastornos en el cerebro y riñones, así como males hepáticos, diabetes y desarrollo anormal del feto.

De acuerdo con el texto, en países como México, donde se considera que la incineración o coprocesamiento de residuos peligrosos en hornos cementeros es reciclaje, en realidad sólo están tratando de desaparecer el problema, y aseguran modelos de negocio sucios, en lugar de abordarlo con estrategias ambientalmente responsables enfocadas a prevenir su generación.

De hecho, la mayoría de los plásticos de un solo uso no pueden reciclarse, ya que contienen aditivos químicos, por lo que muchas de las sustancias tóxicas contenidas en el producto inicial migran a un nuevo artículo, pero ya contaminado y con riesgos para la salud.

La peligrosidad puede aumentar si se trata de envases de plástico para plaguicidas, solventes, pinturas, cosméticos, que cuando son quemados liberan gases tóxicos, contaminantes orgánicos persistentes y partículas PM10 y PM2.5.

Estas sustancias químicas agregadas a los plásticos como aditivos están presentes en artículos de consumo y de la vida diaria, como juguetes, contenedores para comida, ropa y muebles, entre otros.