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Ambicioso plan de Biden sobre migración

Washington, desolada, tensa y en alerta, en vísperas de la transición

Trump emite hoy un centenar de indultos

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▲ Elementos de la Guardia Nacional, ayer en el Capitolio, en Washington.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de enero de 2021, p. 19

Filadelfia. El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y quien lo acompaña en la vicepresidencia, Kamala Harris, participaron ayer en actividades de servicio comunitario durante el feriado por el Día de Martin Luther King Jr, mientras la ciudad de Washington, militarizada y donde impera la tensión, se preparaba para una ceremonia de juramentación que se llevará a cabo mañana bajo un cerco de seguridad extraordinario.

En este feriado, que los estadunidenses dedican tradicionalmente al servicio comunitario, el demócrata, acompañado de su esposa, Jill, viajó desde su casa en Delaware al vecino estado de Pensilvania para participar en la distribución de alimentos a una organización benéfica en Filadelfia.

El servicio es una forma adecuada de comenzar a sanar, unir y reconstruir este país que amamos, señaló Biden en un video publicado en Twitter.

Harris y su esposo, Doug Emhoff, pasaron el día llenando bolsas con productos agrícolas en Martha’s Table, un banco de alimentos ubicado en el sureste de la capital.

Mientras, el saliente presidente Donald Trump siguió fuera de la vista pública por sexto día consecutivo. En los últimos años, Trump conmemoró el feriado con visitas no anunciadas al monumento de King, en Washington, pero no agendó nada ayer.

Una visita de ese tipo habría sido complicada dado que Washington se ha convertido en una ciudad fortificada con retenes y barricadas en vísperas de la ceremonia de toma de posesión, mientras funcionarios de seguridad trabajan para evitar más actos violentos luego del asalto golpista del día 6 por una turba de simpatizantes de Trump en el Capitolio federal. La vigilancia se ha extendido a las capitales estatales donde ultraderechistas, racistas y partidarios del magnate convocaron a protestas.

En una muestra de la tensión que hay, la policía del Capitolio cerró brevemente el complejo ayer y detuvo los ensayos de investidura, luego de una pequeña explosión que provocó un incendio en un campamento de indigentes cercano.

Los residentes de Washington están en alerta máxima y gran parte de la ciudad se sentía desolada, con grandes franjas de la zona alrededor del Capitolio, de la Casa Blanca y del parque National Mall cerrados a todo el público, salvo al personal autorizado.

Cuando Biden preste juramento mañana a mediodía, en una plataforma en la fachada oeste del Capitolio, 25 mil efectivos de la Guardia Nacional patrullarán la ciudad.

La enorme explanada del National Mall, donde los estadunidenses suelen acudir en masa para asistir a la ceremonia cada cuatro años, estará cerrada.

Para garantizar que la Guardia Nacional no suponga un riesgo para la seguridad, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) informó que verifica los antecedentes de todos los reservistas.

Camino a la ciudadanía para indocumentados

En tanto, la decisión de Biden de solicitar de inmediato al Congreso que ofrezca estatus legal a unos 11 millones de personas en el país sorprendió a activistas, dado que el tema ha dividido durante mucho tiempo a demócratas y republicanos, incluso dentro de sus propios partidos.

Biden anunciará la medida en su primer día en el cargo, para abrir un camino a la ciudadanía a millones de migrantes, indicó Ap.

El presidente electo prometió durante su campaña una vía hacia la ciudadanía para millones de indocumentados, pero se desconoce qué tan rápido podría maniobrar mientras enfrenta la pandemia, la economía y otras prioridades.

El plan de Biden contrasta totalmente con lo realizado por Trump, cuya eficaz campaña presidencial de 2016 se basó, en parte, en reducir o detener la inmigración sin papeles.

Si es aprobada, la propuesta sería la medida más grande para conceder la condición legal a quienes están sin permiso en el país desde que el presidente Ronald Reagan otorgó una amnistía a casi 3 millones de personas en 1986. Las acciones legislativas para modificar la política de migración fracasaron en 2007 y 2013.

Ron Klain, próximo jefe de despacho de Biden, dio a conocer el sábado que Biden enviará una iniciativa de migración al Congreso en su primer día en la presidencia. La oficina de Biden declinó abundar en detalles.

Sin embargo, el Washington Post publicó ayer que el plan de Biden traza un camino de ocho años. Serán elegibles a residencia legal aquellos con al menos cinco años de vivir en el país y, si cumplen algunos requisitos como revisión de antecedentes y de pago de impuestos, podrían aspirar a la ciudadanía tres años después.

Los dreamers, aquellos que llegaron al país siendo menores de edad, podrían pedir su residencial legal inmediata y los criterios para otorgar refugio serán más humanos, añadió el diario.

Mientras, Trump, quien todavía no ha felicitado a Biden ni lo ha invitado a tomar el té en la Oficina Oval, como es costumbre, ha estado en gran parte ausente de la escena política en los últimos días.

Ayer levantó las prohibiciones de viajes hacia y desde gran parte de países europeos y Brasil, con motivo de la pandemia, a partir del 26 de enero, pero más tarde la oficina de prensa de Biden aclaró que las restricciones se mantendrán.

Se prevé que el magnate viaje hoy hacia su residencia en Mar-a-Lago, Florida. Será el primer presidente en no asistir a la juramentación de su sucesor desde Andrew Johnson en 1869.

Pero antes de dejar el cargo, el multimillonario se prepara para indultar o conmutar las penas de prisión de un centenar de personas.

Según CNN y otros medios locales, los posibles indultos más controvertidos serían para Edward Snowden, Julian Assange y el ultraderechista ex asesor de Trump, Stephen Bannon.

En los últimos meses, el jefe de la Casa Blanca indultó a colaboradores y familiares condenados en la investigación por una posible colusión entre Rusia y su equipo de campaña en 2016. Todos tenían en común su falta de cooperación con la justicia.

¿Y si Trump perdona a los terroristas que irrumpieron en el Capitolio?, preguntó la líder de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosi.

A todo esto, Riley June Williams, quien participó en la invasión al Capitolio, robó una computadora portátil de Pelosi, y esperaba venderla a la agencia de espionaje rusa SVR, según una denuncia penal de la FBI divulgada ayer.

Esa venta fracasó por razones desconocidas, y Williams todavía tiene el dispositivo o lo destruyó, de acuerdo con la declaración jurada basada en el testimonio de la ex pareja de la joven.

No estaba claro si una computadora portátil perteneciente a Pelosi fue realmente robada. La FBI aseguró que continúa investigando.

El director de la Oficina del Censo, Steven Dillingham, anunció que renunciará mañana.