La diversidad de tipos de suelos, climas y ecosistemas que existen en México permite el cultivo de una gran variedad de productos. Tradicionalmente han sido el maíz, el chile, el frijol y la calabaza, los cultivos tradicionales de nuestro país desde hace siglos, sin embargo, hay otros como el nopal que también son emblemáticos.
Existen al menos 2,300 especies de cactáceas, el nopal es una de ellas, de la clase Opuntia, crece en zonas áridas y semiáridas, son muy fáciles de reproducir y resisten altas temperaturas. El cultivo y consumo de este producto agrícola data de hace mucho tiempo, formaba parte de la dieta de los habitantes desde hace miles de años, como nopal verdura, fruto (tuna) o forraje.
Esta cactácea tiene un alto valor nutritivo, efectos medicinales -ayuda a disminuir el colesterol y la glucosa- y un bajo precio en general. Entre sus nutrientes están el magnesio, sodio, calcio, hierro, vitamina A, B y C, potasio, fibra, aminoácidos y pectina (PRODECO, 2006).
La producción de esta cactácea proporciona así múltiples beneficios a la región que lo produce. Desde una perspectiva económica, en México se generan empleos directos e indirectos por el cultivo de especies de Opuntia (nopal), ocupa miles de hectáreas de cultivo, 12,799 para ser exactos, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP, 2019).
A nivel nacional, se producen alrededor de 900 mil toneladas de nopal anualmente, que aportaron $2,425,003,590 de ingresos, según datos de 2019. Tres entidades ubicadas en el centro del país (Morelos, Ciudad de México y estado de México) aportan el 80 por ciento del volumen nacional de esta hortaliza, sin embargo, su cultivo se realiza en 27 Estados de la República, con escalas de producción anuales desde tres hasta 392 mil toneladas. La exportación de nopal casi en su totalidad se envía a Estados Unidos, lo que representa un valor comercial de ocho millones de dólares (INIFAP, 2015). Su cultivo es así una fuente de ocupación y de ingresos para las familias dedicadas a esta actividad.
La influencia e importancia de este cultivo en algunas localidades en el centro del país ha llevado a la población a basar gran parte de su economía en el nopal. Un ejemplo de ello es Milpa Alta, una de las últimas alcaldías rurales de la Ciudad de México, donde, por medio de la organización de los productores y autoridades locales formaron el Centro de Acopio en Villa Milpa Alta, lugar en el que comercializan directamente el producto recién cortado, lo que les permite obtener ingresos sin tener que desplazarse largas distancias, ya que los compradores llegan para adquirir el producto. De acuerdo a una investigación realizada, en esta actividad participan familias con al menos uno de sus integrantes y complementan sus ingresos con otras actividades (Pomar-Fernández, Rendón-Trejo, & Solis-Tepexpa, 2016). Los habitantes en esta comunidad tradicional, han mejorado su calidad de vida gracias al cultivo de este producto, cuya aceptación en el mercado ha crecido. Es así que la práctica de cultivos ancestrales como la del nopal ha sido benéfica tanto como fuente de ingreso, combate a la contaminación y como práctica familiar que une a la comunidad y mejora la calidad de vida.•