e ha iniciado el proceso electoral del estado de México con diversas vicisitudes. El Edomex es una de las entidades más castigadas por el Covid- 19, con ello, miles de personas corren riesgos insospechados, dentro y fuera del andamiaje electoral. Otro infortunio es la repentina muerte del presidente del consejo general de Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), que ha obligado a significativos reacomodos en la institución. A propósito, fui duramente increpado por haber realizado un balance crítico de la gestión del presidente fallecido. Y dedico este espacio a defenderme de las calumnias a mi trabajo periodístico. Los representantes de los partidos PRI, Nueva Alianza y Fuerza por México se erigieron en una especie de Tribunal de Nuremberg para juzgar el crimen de criticar a un funcionario público. Todos los funcionarios, les recuerdo, son sujetos de escrutinio público, vivos o muertos. No podríamos criticar a Hitler o a López Portillo o Miguel de Madrid porque fallecieron y éstos no pueden defenderse. Ese fue el principal reproche falaz de hacer leña del árbol caído. En suma, cuestioné la gestión de Pedro Zamudio por su sumisión a los poderes fácticos de la entidad, por su responsabilidad en el fraude electoral de 2017 que encumbró a Alfredo del Mazo como gobernador; así como haberse subordinado a los partidos políticos en la conducción del IEEM. Y opacidad en el manejo de recursos económicos.
El argumento de esta Santa Inquisición es falso. Pedro Zamudio nunca quiso dar la cara. Los representantes olvidan que tengo casi una decena de artículos publicados desde 2015, muy críticos, del desempeño de Zamudio, que en vida jamás replicó. Coordiné un libro, Infierno electoral, publicado hace dos años, donde se le increpa duramente y tampoco respondió ni se defendió. Hace poco, en una entrevista, le preguntaron sobre los reproches míos de complicidad de fraude electoral, contenidos en el libro, y salió con que no lo había leído y no lo quiso comentar. Usted puede consultarla en producción de AD Noticias, de Alfa Diario, en una emisión reciente, del 20 de octubre de 2020: https://www.facebook.com/watch/live/ ?v=358238881902780&ref= watch_permalink (1:18:44).
Los varones inquisidores me condenaron con fuertes adjetivos como cobarde
, bajeza
falta de altura moral
, pero nunca abordaron los contenidos sino descalificaron a la persona. Sólo les recuerdo a los representantes de los partidos políticos que México vive tiempos críticos en materia de libertad de expresión. Las agresiones a periodistas críticos se han incrementado. Reporteros sin Fronteras y Artículo 19 registraron un aumento de 45 por ciento de agresiones. Y recomienda la misión internacional poner fin desde todos los ámbitos y niveles de gobierno a la estigmatización contra la prensa y reconocer su rol esencial para el fortalecimiento de la democracia. Conducirse bajo los más altos estándares de libertad de expresión y tolerar la crítica a la que están sujetos por el carácter público de sus funciones
. Se vale el debate, pero no la descalificación y menos la amenaza. En el estado de México prevalece una cultura política arcaica, todo está subordinado al trinomio de la corrupción mexiquense: lealtad-dinero y hegemonía política, que ha imperado en más de 70 años de predominio priísta.
Hay un preocupante dejo de intolerancia y autoritarismo en representantes convertidos en censores autócratas.
El segundo reproche es el rechazo tardío al libro Infierno electoral que narra el fraude de 2017 en el estado de México. Después de dos años, el representante de Nueva Alianza, aliado servil del PRI, dice: “Ese libro del Infierno electoral es como el libro vaquero de materia electoral, puras mentiras”. Le quiero preguntar, señor Efrén Ortiz, si cree que el doctor Lorenzo Meyer o Santiago Nieto son unos mentirosos. Todas y todos los que participamos fuimos consejeros electorales: Eduardo Huchim, Gabriel Corona, Ana Vannessa González y los fallecidos Norberto López Ponce y el ex presidente del IEEM José Núñez Castañeda. ¿Todos somos unos cobardes, miserables e inescrupulosos? Por cierto, para estos dos últimos no hubo minuto de aplausos, inflamados discursos ni les van a develar placa ni a levantar un busto en la explanada. La razón es muy sencilla, ellos frenaron las excesivas prerrogativas, privilegios y financiamiento subterráneo a que los partidos en el IEEM estaban acostumbrados. Práctica que lamentablemente se restauró. Soy testigo de primera línea.
En el fondo, asistimos, en el Edomex, a una relación pervertida entre ética y política. El uruguayo José Mujica lamenta el desvío de los principios éticos de la clase política en la región y la seducción por los privilegios y la corrupción por el dinero público. El problema es que la actual generación de políticos ha empobrecido la relación entre la ética, los valores sociales y el ejercicio de la representación política. Enrique Dussel, filósofo, experto en el tema, dice: Padecemos una generación de políticos en México que carecen de calidad ética. Buscan enriquecerse y han naturalizado la corrupción al grado que se ha cosificado, desnaturalizando la sociedad
.
Para finalizar, me parece que todo este lance de teatralidad es una cortina de humo para desviar la atención a la designación de la nueva encargada del despacho de la presidencia del IEEM. La señora Daniela Durán Ceja, distinguida discípula de Adriana Favela, a pesar del voto formal no cuenta con la unanimidad ni de sus compañeras consejeras y consejero, ni del reconocimiento de la estructura operativa del instituto. Pero sí garantiza los compromisos y privilegios que tejió Pedro Zamudio en el ejercicio de su gestión.
El IEEM emana a duelo y tragedia, continuidad y entreguismo al poder hegemónico en la entidad. El regreso al infierno.