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La corsetería, ancestro de la lencería, es un oficio muy francés
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▲ La diseñadora Lisa Chavy, fundadora de Livy, ajusta una prenda.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de enero de 2021, p. 6

París. Una burbuja intimista. Iluminación tenue y silencio concentrado. Un taller situado en el corazón de París produce, con paciencia y minuciosidad y al abrigo del confinamiento, piezas únicas de alta lencería a la francesa, delicada y sin alharacas.

La tienda abrió brevemente este otoño antes de volver a cerrar por el coronavirus. En el piso de arriba, sin embargo, las costureras siguiendo confeccionando piezas sofisticadas de encaje, con bordados de perlas de ónix y lentejuelas para realzar los motivos.

Sin levantar la vista de su obra, Amandine y Vanille cuentan que elaborar un sujetador o sostén costura supone dos días de trabajo y un corpiño, tres. La corsetería, ancestro de la lencería, es un verdadero saber hacer, muy francés.

Una pieza se fabrica en 20 etapas, a veces con 15 materiales diferentes. Paciencia y precisión. Esta colección limitada, de máximo lujo, está destinada a momentos de excepción, una boda o una alfombra roja, explica la diseñadora Lisa Chavy y puede adaptarse al deseo de las clientas.

Pero lo esencial de la producción de su marca, Livy, creada hace tres años, es mucho más accesible. Nació de un deseo muy personal: No encontraba lencería que me gustara.

Lisa Chavy ha creado tres gamas con nombres de ciudades. París es la más sexy, Nueva York la más innovadora y Los Ángeles la más cotidiana, resume la elegante mujer de 39 años, larga cabellera oscura, pantalón vaporoso y camisa sedosa.

Piezas bien acabadas, sugerentes y vulnerables a la vez. Para mujeres audaces, con confianza en sí mismas.

Algunas clientes quieren una lencería muda, invisible bajo la ropa, alejada de las miradas y reservada a los íntimos. Otras, por el contrario, desean que se vea, se adivine, que tenga algo que decir con la ropa.

Lisa Chavy propone que el sujetador, cuya primera vocación, (llevar el pecho) es tristemente funcional– se transforme en accesorio de moda en sí mismo. Ornamentando un hombro, un escote o la espalda.

En sus creaciones a menudo coloca corchetes joyas de oro, para cerrar y abrir, en la espalda o en el frente. También le gustan los efectos trampantojo, una seducción lúdica. Estar bella no impide divertirse, sino todo lo contrario.

Cuando presentó su marca en Estados Unidos, a principios de 2019, se dio cuenta de la dimensión cultural de su idea de belleza. Querían poner rizos a los maniquíes, prepararlos, recuerda. Insistí en que no tuvieran el cabello peinado, que estuviera suelto, rizos naturales, cejas sin depilar.

La modelo Philippine, de 26 años, pasa al taller a hacer pruebas. Rubia, silueta fina. ¿Debe camuflar sus tatuajes para la sesión de fotos? Cuando elegimos a las chicas, nos gusta que sigan siendo ellas mismas, responde la diseñadora.