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México ante la Cumbre sobre la Ambición Climática
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omo el país se encuentra en semáforo rojo en salud pública, medio ambiente e inseguridad, los medios no dieron la importancia debida a la Cumbre sobre la Ambición Climática, celebrada el pasado 12 de diciembre. Reunió a líderes mundiales con la finalidad de acelerar las medidas de la comunidad internacional a fin de lograr los objetivos del Acuerdo de París, firmado hace cinco años. Tuvo una enorme importancia previo a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebrará en noviembre próximo en Glasgow (Reino Unido).

La Cumbre fue convocada por las Naciones Unidas, el Reino Unido y Francia, en asociación con Italia y Chile. Fue virtual debido al Covid-19 y congregó a dirigentes de distintos ámbitos: gubernamentales, del mundo empresarial y de la sociedad civil. Resultó muy positiva y oportuna, pues nuevos estudios científicos reiteran la urgencia de tomar medidas para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados. Y porque el cambio climático causa ya efectos desastrosos en la naturaleza y entre la población. Afecta al sector más pobre y en especial a las comunidades indígenas. Y con el agravante de que, por atacar el Covid-19, se olvidan las acciones en pro del medio ambiente.

Setenta y cinco líderes de naciones de todos los continentes plantearon nuevos compromisos durante la Cumbre. Los países que concentran más de las dos terceras partes de la economía mundial y generan alrededor de 65 por ciento de las emisiones de CO2, anunciaron políticas para alcanzar el nivel cero o la neutralidad del carbono lo más pronto posible. Esto, mientras los niveles de CO2 están al máximo.

En contraste, varios miembros del G-20, en vez de invertir en energía baja en emisiones de carbono, gastan 50 por ciento más en estimular y rescatar sectores ligados a la producción y el consumo de combustibles fósiles. Por ello, el secretario general de la ONU, António Guterres, llamó a construir una Coalición mundial para la neutralidad del carbono para mediados de siglo. Lograrlo exige reducir 45 por ciento las emisiones mundiales para 2030 en relación con los niveles de 2010.

Se trata de cortar gradualmente los apoyos financieros a los combustibles fósiles, no subsidiarlos más y no construir nuevas centrales eléctricas de carbón. Los anuncios que al respecto hicieron China, Japón, Corea del Sur, la Unión Europea y Argentina, son un nuevo punto de referencia para otros países del G-20. Lo han hecho también naciones muy vulnerables al cambio climático, como Barbados y Maldivas, Fiji, Malawi, Nauru y Nepal. Se comprometieron a lograr cero emisiones Finlandia (2035), Austria (2040) y Suecia (2045).

Destaca también el compromiso de grandes conglomerados industriales para ir hacia una economía libre de carbono en sus procesos productivos. Esto incluye a transnacionales de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, India, Japón, la Unión Europea y China. Y en cuanto a energías renovables, sobresalen los compromisos de India, que dispondrá de una capacidad de 450 GW para 2030. Mientras China espera en 10 años más que una cuarta parte de toda la energía que consume no provenga del carbón y los hidrocarburos.

En la Cumbre nuevamente se llamó a no dilatar el compromiso tantas veces postergado de que los países en desarrollo reciban 100 mil millones de dólares para su reconversión energética. También se lanzó un nuevo objetivo: proteger a 4 mil millones de personas vulnerables a los riesgos climáticos los próximos 10 años.

Un gran ausente en la Cumbre: Estados Unidos. Un día después de perder la elección presidencial, Trump hizo efectivo el retiro de la gran potencia del Acuerdo de París. Nuevamente justificó su decisión arguyendo que así defendió el empleo de millones de sus conciudadanos. Por fortuna, el nuevo mandatario, Joe Biden, reincorporará su país al Acuerdo.

En fin, quienes tomaron parte en esta Cumbre recalcaron que se debe actuar junto con la naturaleza y no contra ella. Esto conlleva conservar la diversidad biológica (el año próximo habrá una reunión mundial sobre el tema) y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible.

México es uno de los firmantes del Acuerdo de París. No contribuyó en nada a esta Cumbre virtual. Y con razón: en vez de impulsar fuentes de energía alternas, es el carbón y los hidrocarburos los que sobresalen en la agenda gubernamental.