Sábado 26 de diciembre de 2020, p. 31
En México, la pérdida de los pastizales, necesarios para la captura del dióxido de carbono y la regulación del ciclo hídrico, se encuentra en niveles preocupantes, pues mientras hace 150 años estas áreas cubrían 85 por ciento del territorio, actualmente abarcan menos de 15 por ciento.
Gran parte de este sistema se encuentra en degradación debido a las malas prácticas ganaderas, la expansión de la agricultura, la urbanización, el cambio climático y la presencia de plantas invasoras, de acuerdo con información de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Una de las consecuencias por la alteración de los pastizales que se espera en los próximos años es que haya un incremento de la temperatura y una disminución de las precipitaciones pluviales. También se prevé un cambio de especies –incluyendo extinciones y colonizaciones– de hasta 40 por ciento de la fauna, especialmente en las regiones áridas del país.
En el documento del proyecto Resiliencia de pastizales, elaborado por la Conanp y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México, se indica que estos ecosistemas brindan importantes beneficios ambientales en las poblaciones, ya que son fuente de alimentos y combustibles, se utilizan para la cría de ganado, son esenciales para especies polinizadoras, mejoran la calidad del suelo y la retención de agua.
Los pastizales son capaces de almacenar 98 por ciento de carbono atmosférico y de absorber hasta 30 por ciento, esto es, 45 toneladas por hectárea. Capturan y retienen cantidades importantes de dióxido de carbono –incluso más que los bosques–, por lo que son una solución natural al cambio climático.