Médicos internistas y urgenciólogos señalaron que en México enfrentamos una situación de guerra. Entre 85 y 90 por ciento de los pacientes, la mayoría en edad de laborar, llegan muy graves y prácticamente nos estamos dedicando a administrar la muerte, a darles condiciones dignas en la última etapa de su vida.

En entrevista con La Jornada, doctores de diversos hospitales de atención Covid que solicitaron el anonimato, destacaron que al cansancio extremo de nueve meses de lucha contra la pandemia, se suman muchos otros niveles de presión, como el número abrumador de pacientes, que llegan muy graves y están muriendo, pero también la atención a los familiares, que muchas veces no reciben la información correcta sobre la condición clínica de su familiar.

A ello se suma, agregaron, el deterioro de la infraestructura hospitalaria, la falta de medicamentos y hasta una cultura laboral burocrática que impide el mejor funcionamiento de los hospitales.

En el caso de médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destacaron que obviamente estamos exhaustos, muy cansados, como ocurre con enfermeras, camilleros, personal de intendencia, porque son nueve meses continuos en los que hemos trabajado al límite.

En el caso de los internistas, destacaron, enfrentamos cargas excesivas de trabajo, en las que dos especialistas atienden en fin de semana hasta 90 pacientes, e incluso, ha habido ocasiones en que sólo hay un médico.

Ahora, agregaron, estamos pagando esos sexenios de olvido del sistema de salud y de la formación de especialistas. Vivimos en carne propia el costo de esa política de austeridad que consideró muy costoso formar urgenciólogos, internistas, neumólogos y médicos de diversas especialidades.

Aseguraron que frente al crecimiento acelerado de los contagios es necesario tomar conciencia de los errores, tanto de quienes son los tomadores de decisiones, como del propio personal médico, pero también de la sociedad, porque somos humanos y todos podemos equivocarnos, pero creer a estas alturas en teorías conspiratorias que implican negar la enfermedad y no tomar conciencia de que es un mal potencialmente mortal, implica que no vamos a aprender nada.

Los especialistas consideraron que ha faltado claridad en el mensaje que se emite a la población y no asumir que sólo porque es pueblo bueno no puede equivocarse, necesitamos que la gente entienda que debe cuidarse, porque tampoco hay un número infinito de trabajadores de la salud.

Los médicos, agregaron urgenciólogos e internistas, estamos completamente desbordados y nos sentimos solos, totalmente desolados cuando ves esas escenas de calles repletas, mercados llenos, fiestas, reuniones, se te encoge el corazón, lo que te queda es tomar la mano del paciente y ayudarlo a morir sin dolor, con dignidad, para cerrar ese último tránsito de la vida.

Subrayaron que más allá del cansancio físico extremo que experimenta todo el personal de salud, lo que genera angustia, temor, son todos esos niveles de presión que soportamos día a día y que se vuelven una carga enorme, porque hay jornadas en que han llegado a fallecer hasta la mitad de los pacientes internados en un piso Covid, es como si alguien hubiera soltado una bomba.