Martes 15 de diciembre de 2020, p. 31
Reducidos los accesos a sólo 10 calles, de 40 entradas peatonales y vehiculares, entre policías, vallas metálicas y varios de los grandes almacenes departamentales cerrados, la vida en el Centro Histórico fue de contrastes.
Mientras en algunas zonas, las más controladas, la actividad transcurrió más tranquila y fluida, las aglomeraciones y tumultos no disminuyeron en las zonas más populosas, como El Carmen, Correo Mayor y el callejón El Girón, en las inmediaciones de Tepito, donde se expenden juguetes y pequeños comerciantes se surten para vender en sus colonias y barrios.
Esta última zona brava, donde, sin ningún tapujo, diableros, en lugar del coloquial ¡ahí va el golpe!
, gritan a la muchedumbre ¡muévanse, ahí va el Covid!
A las 13 horas en ese callejón no cabía un alfiler y los comerciantes gritaban a todo pulmón y sin tapaboca para ofrecer sus productos.
En contraste, en las calles Venustiano Carranza, República de El Salvador, 5 de Mayo, Madero y República de Uruguay –esta última cerrada al tránsito peatonal y vehicular– se pudo observar menos gente y mayor orden.
Ahí, por la tarde, empleados del gobierno capitalino continuaban proporcionado gel antibacterial y organizando filas para mantener la sana distancia en las bocacalles.
En tanto, en calles como 16 de Septiembre, policías exhortan al público a acatar lo mismo, sólo que mediante perifoneo.
Al medio día, sólo la molestia de comerciantes y transeúntes, quienes en su incesante prisa, algo común en la zona, se quejan de los recorridos que tienen que hacer para llegar a algún comercio o a sus trabajos, alteran por momentos las entradas a las calles controladas, como 5 de Mayo, así como una marcha de indígenas que bloquea el Eje Central.
A la entrada de Palma y 5 de Mayo los policías no brindaron información a un anciano que este lunes acudió al centro a empeñar un objeto para sobrevivir en lo que resta del año. Por aquí no hay acceso, tiene que checar la calle que tenga paso para entrar al Monte de Piedad
, le comenta poco amable el agente de la SSC.
Frente a la valla colocada a la entrada de la calle República de Uruguay, un comerciante procedente de San Miguel Allende, quien viene al Centro a comprar chaquira, se queja de la vuelta que tendrá que dar para comprar sus productos y la poca información que brindan los policías respecto de las calles por las que se puede ingresar.
La Plaza de la Constitución y el Palacio Nacional fueron protegidos con vallas y, a excepción del plantón de Frena, el Zócalo lucía prácticamente desierto hacia el mediodía.
Sin embargo, los puntos más críticos siguen siendo El Carmen y Correo Mayor, donde al mediodía, a pesar de observarse menos gente que en días anteriores, continúan las aglomeraciones ante la expansión del comercio callejero.