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Me castigo demasiado por perder el título: Lupita Martínez
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de diciembre de 2020, p. 5

El sábado temprano, Lupita Martínez se repitió para convencerse: Hoy será un gran día. No es que no lo fuera, por la noche defendería por sexta ocasión el campeonato mundial supermosca del Consejo Mundial de Boxeo. Pero siempre la ha acechado un miedo profundo, muy escondido, y que poco se atreve a sacar a flote. Nada le aterra más que el fracaso y el temor a perder lo que tanto trabajo le costó conseguir.

La noche del sábado una combinación de circunstancias hicieron realidad sus mayores miedos: no fue la mejor versión de Lupita y la retadora salió a dar la mejor pelea de su carrera. Lourdes Juárez, hermana menor de Mariana Barby Juárez, superó con suficiencia a la que llegó como monarca y se convirtió en la nueva campeona del mundo.

No es sólo un objeto

Un día después de la derrota, despertó y se descubrió en la realidad de ser una ex campeona: “Lupita, perdiste. Fracasaste”, se dijo a sí misma; está bien. Sólo perdiste el cinturón. Es un objeto. Porque al final sólo son cosas.

Sin embargo, ese esfuerzo por minimizar la derrota no funcionó del todo. De inmediato pensó en todo lo vivido, todo el esfuerzo para conseguir ese cinturón que después de cada defensa volvía al estuche para proteger el tesoro en su casa.

¿Para qué me engaño?, se pregunta Lupita; no es sólo un objeto. Ese cinturón representa todo por lo que he luchado, el patrimonio de mis dos hijos, el sacrificio de mi familia. Es mi vida y el sufrimiento de muchas mujeres que se quedan en el camino.

Es terrible tragar una derrota. Hacer como si la vida sigue su curso sin dolor y sin sentimientos de fracaso permanente, reconoce Martínez y se esfuerza en no dejarse caer, a pesar del apoyo de su madre y sus dos hijos.

Este domingo en casa todo está en silencio, dice con pesar; “uno sabe que si caes debes levantarte. Pero vaya que es muy difícil, parece como si fuera imposible. Sé que lo haré, pero hoy sólo tengo un dolor muy profundo. Sabía que un día les diría a mis hijos: ‘mamá perdió’. Ese día llegó y de verdad que duele.”