l 12 de diciembre de 2015, en la ciudad de París, se firmó el acuerdo sobre el cambio climático, considerado por muchos como el mayor logro en materia ambiental en la historia. De los 197 países asistentes apenas Nicaragua y Siria se negaron a ser parte del acuerdo. Estados Unidos se sumaría a ellos en 2017 cuando el presidente Donald Trump consideró que era perjudicial para su país.

Debido a las reglas de la Organización de Naciones Unidas, su decisión entró en efecto el pasado 4 de noviembre, un día después de las elecciones en las que triunfó su contrincante Joe Biden. Éste afirmó que al ocupar la Casa Blanca una de sus primeras acciones será sumarse nuevamente al acuerdo.

Negacionista del cambio climático, Trump lo desestima como origen de los letales incendios que este año han azotado a los estados de Washington, Oregon y, especialmente, California. El número de muertos asciende a más de 50 y los daños en zonas habitacionales, la infraestructura pública y la economía van a la par con el deterioro ambiental que significa perder por el fuego 6 millones de hectáreas boscosas y su invaluable fauna.

Mientras los gobernadores de esos estados aseguran que el cambio climático es real y ha exacerbado la tragedia, y que lo caliente se está volviendo más caliente, y lo seco, más seco, Trump dice que el clima comenzará a enfriarse. No creo que la ciencia lo sepa realmente. Y que cuando los árboles se caen, después de unos 18 meses, se vuelven muy secos, como un fósforo... simplemente explotan.

En su última participación en el reciente Grupo de los 20, Trump proclamó que el Acuerdo de París no es para salvar el medio ambiente, sino para matar la economía estadunidense. Me niego a entregar millones de empleos estadunidenses y enviar miles de millones de dólares a los peores contaminadores, como China. Y que durante su mandato la cuestión ambiental ha sido una obligación sagrada y es él quien más ha hecho por la conservación de los parques nacionales desde Theodore Roossevelt.

En California llaman a Trump El Pirómano.