l anuncio presidencial (Jornada 18/11/20) de dar base a los trabajadores federales que laboran bajo la figura del outsourcing parece no seguir con las acciones de su administración. Bajo el argumento de que la burocracia federal estaba sobrada, al inicio del sexenio se despidió a miles de trabajadores para lograr, se dijo, un ahorro substancial.
La nueva contratación de miles de trabajadores aumentará desmedidamente el gasto corriente en salarios y la demanda médica en el ISSSTE sobrepasará la posibilidad de respuesta. Los salarios bajos que se pagan en outsorcing, aumentarán: se cuantifican con los tabuladores oficiales para cada puesto. Los trabajadores verán sextuplicados sus ingresos, ni se diga sus prestaciones.
Esto deja en peor rezago las decenas de miles de laudos incumplidos en juntas federales y el Tribunal burocrático federal. Si las entidades públicas demandadas argumentan falta de plazas y presupuesto para no cumplir con los laudos, ahora será peor. Quienes optaron por la legalidad para resolver un problema laboral serán relegados. En muchos juicios los trabajadores fallecen sin cobrar. Los amparos para lograr cumplir esos laudos, ahora aumentarán y tardarán más en lograr su cometido.
Eliminar el outsourcing tal vez ayude en lo futuro, pero hay miles de trabajadores en juicio que se verán afectados; además de la denegación de justicia a los otros miles despedidos al inicio del sexenio.