Opinión
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Arce, presidente de Bolivia // Biden, sonrisa Colgate

P

or casualidades de la vida –y de un golpe de Estado– al mismo tiempo dos candidatos a la Presidencia de sus respectivos países celebran la victoria alcanzada en las urnas y uno de ellos ayer tomó posesión del cargo en medio del júbilo popular, mientras el otro haría lo propio hasta enero próximo, luego de truncar la pretensión releccionista de un nefasto empresario agorilado.

Luis Arce Catacora, nuevo mandatario boliviano, llega al Palacio Quemado no sólo porque arrasó en las urnas (ni el esperpento Luis Almagro pudo evitarlo), sino porque el pueblo de aquella nación sudamericana reivindicó la democracia y el derecho a elegir a sus representantes, luego del golpe de Estado de noviembre de 2019 contra Evo Morales, organizado por la administración Trump y llevado a cabo por las mismas fuerzas fascistas que hoy, ante la contundencia del triunfo del Movimiento al Socialismo, huyen como ratas (por cierto, un año después de aquel nefasto acontecimiento Morales, querido y respetado, regresa a su patria, mientras el expulsado resultó ser el salvaje inquilino –aún– de la Casa Blanca, a quien los electores de su país le dieron una patada en el culo).

En el caso estadunidense, parece que concluyó la telenovela postelectoral y, tras confirmarse –una vez más– que su sistema electoral está más que rebasado y resulta totalmente antidemocrático, Joe Biden se alza con el triunfo, no por ser mejor alternativa que Donald Trump, sino, en el mejor de los casos, por ser es el menos malo –por decirlo así– del par de candidatos que se presentó a las elecciones de aquel país, y cuando una democracia lo único que puede ofrecer a los ciudadanos es que elijan entre el peor y el mucho peor, entonces están fritos.

En su discurso de toma de posesión, el nuevo presidente boliviano subrayó que somos mayoría y eso quiere decir que la población votó por la paz y estabilidad, por la esperanza y dignidad. (A raíz del golpe de Estado) nuestra patria fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes; se estigmatizó a los movimientos sociales, a campesinos, indígenas y obreros se los llamó salvajes, sediciosos, terroristas, se humilló a las mujeres de pollera, se quemó nuestra wiphala; a pesar de las diferencias, estamos en la obligación de estar a la altura del pueblo, que nos demanda paz y certidumbre; debemos poner fin al miedo en Bolivia; creo en la justicia, no en fomentar ambientes de resentimiento y venganza. Asumimos hoy con mayor fuerza el principio de autodeterminación de los pueblos. Una Bolivia mejor es posible con la participación y trabajo de todos los bolivianos.

El gobierno de facto, denunció Arce, sembró muerte, miedo y discriminación, recrudeció el racismo y usó la pandemia para prorrogar un gobierno ilegal e ilegítimo. La persecución y criminalización desatada por el régimen en contra de dirigentes del MAS-IPSP y de los movimientos sociales, en contra de mujeres y hombres humildes del pueblo, se tradujo en muertos, heridos, encarcelados, perseguidos, asilados y exiliados. Sacaba, Senkata y El Pedregal son una prueba irrebatible de la brutalidad del régimen, pero también símbolo de dignidad y resistencia junto a hombres como Carlos Orlando Gutiérrez Luna, gran dirigente minero que luchó con valentía por la recuperación de la democracia y que siempre vivirá en el corazón del pueblo. Mientras, los golpistas –que hicieron de todo para burlar la decisión mayoritaria– huyeron del país o –supuestamente– se escondieron en sus trincheras derechistas.

Y Biden, ¿qué ofrece? Hasta ahora sólo una sonrisa Colgate, mientras Trump juega golf.

Las rebanadas del pastel

Poco le duró el gusto al empresario mafiosi Alonso Ancira, pues ayer lo regresaron a la prisión de Palma de Mallorca, España, tras ser rechazado un recurso de amparo a la resolución de la Audiencia Nacional de España de autorizar su extradición a México por los delitos de fraude fiscal, corrupción, blanqueo de capitales y falsedad documental, entre otros. Aquí, el reclusorio lo espera con las puertas abiertas.