Domingo 18 de octubre de 2020, p. 4
Madrid. El general Roberto Francisco Miranda Moreno, quien también fue jefe del Estado Mayor Presidencial durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, dejó de ir a la embajada de México en España desde abril pasado
, a pesar de que su jubilación se hizo oficial a principios de septiembre, según reveló una fuente de la delegación diplomática.
Miranda fue designado agregado militar en la sede diplomática durante el proceso de traspaso de poderes entre el anterior gobierno y el actual, y tomó posesión del cargo en febrero de 2019, si bien a las pocas semanas de ser designado su nombre apareció en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán, al ser señalado por al menos un testigo con vínculos con el narcotráfico. Actualmente su ubicación física es un secreto, aunque su presencia en Madrid está registrada hasta hace algo más de un mes y medio.
El agregado militar es el general Alejandro Ramos Flores. El general Miranda desde hace mucho que no lo vemos ni ha venido a la oficina para nada. Ya ni siquiera me acuerdo cuándo fue la última vez que vino, pero me parece que fue en abril
, reveló a La Jornada un funcionario de la agregaduría militar, quien además confirmó que su jubilación fue la razón por la que fue removido del cargo, al haber cumplido 65 años, según informó en su día la propia cancillería mexicana.
Miranda fue uno de los hombres más cercanos a Enrique Peña Nieto durante su sexenio; no sólo como responsable de su seguridad, sino también como un brazo ejecutor crucial para sus intereses de los servicios de inteligencia y contraespionaje. Precisamente el militar mexicano se especializó en esta materia durante su formación académica, de hecho su ingreso en el Estado Mayor Presidencial, en 1995, fue para realizar tareas de espionaje.
Su diligencia lo llevó a ser ascendido a subjefe de seguridad durante el mandato de Felipe Calderón Hinojosa y finalmente culminó su trayectoria en el gobierno de Peña Nieto.
Su designación como agregado militar en Madrid estuvo rodeada de secretismo, en parte porque fue nombrado con el gobierno en funciones de Peña Nieto y como parte de las negociaciones de ambos equipos en el traspaso de poderes. Su llegada a esta ciudad coincidió también con el traslado del propio Peña Nieto a España, donde reside habitualmente, aunque pasa muchos meses de viaje o en México.
Su cercanía a Peña Nieto y por ende al ex secretario de la Defensa Salvador Cienfuegos –detenido en Los Ángeles el pasado jueves en el marco de una operación de la DEA– lo ha llevado a ser señalado en varios sumarios abiertos. Uno de ellos, el de El Chapo Guzmán, donde Jesús Vicente Zambada Niebla, conocido por el alias de El Vicentillo, hijo de uno de los principales mandos del grupo delictivo (Ismael El Mayo Zambada), nombró a tres militares con vínculos con el narcotráfico: Humberto Eduardo Antimo Miranda, Marco Antonio de León Adams y Roberto Francisco Miranda Moreno.
Miranda también fue señalado en la denuncia que presentó el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya Austin como testigo de la primera reunión que sostuvo Peña Nieto, aún como presidente electo, con Mauricio Odebrecht, en Sao Paolo, Brasil, en 2012.
El militar mexicano, cuyo paradero es un secreto, se dejaba ver poco en actos públicos en España, si acaso en los protocolarios más importantes, como fue la ceremonia del Grito de Independencia de septiembre de 2019. A la de este año ya no acudió. Era reservado y aunque en la embajada de México en España no informaron de sus actividades privadas, se presume que al coincidir con su anterior jefe, Peña Nieto, en Madrid, mantendrían una relación fluida. Una de sus últimas apariciones públicas fue en un torneo de golf, en junio pasado, en el exclusivo Club de Golf Lomas del Bosque, enclavado en la Sierra de Guadarrama.