Domingo 18 de octubre de 2020, p. 16
Para los usuarios de créditos de la banca que no estén en insolvencia por la pandemia de Covid-19, o que aún cuenten con ingresos para saldar sus mensualidades, la mejor opción es continuar con el pago de créditos sin necesidad de entrar a un proceso de restructura, a fin de mantener sano
el historial crediticio y evitar que la llave del financiamiento
se cierre en ocasiones futuras, consideraron expertos financieros.
Esta semana, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) modificó los criterios para las restructuras de créditos, con los que ahora se podrá negociar una hasta enero, y se redujeron los plazos de liquidación a 48 meses, como lo pidieron los bancos. Una vez formalizadas estas disposiciones, especialistas consideran que los deudores se acojan a estas medidas solamente en caso que los problemas de solvencia sean de gran peso.
Jorge Tello, director de investigación aplicada de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef), consideró que ajustar las medidas regulatorias, por una parte, se acerca más a la realidad de los bancos, pues hacer restructuras a los clientes en septiembre hubiese dejado a las instituciones en una situación complicada.
Es momento que las personas consideren si es necesario o no hacer restructura, pues no se les puede olvidar, a los acreditados, que la deuda sigue, no se termina, sólo se aplaza. Si están en condiciones de hacer los pagos de forma normal es lo mejor, puesto que no alargan el crédito y en el futuro podrán tener acceso a crédito más rápido, más flexible
, detalló en entrevista.
Precisó que, los deudores no pueden olvidar que cualquier proceso de restructura deja una huella en el historial crediticio de las personas, y si bien se puede entender que por la situación actual hay una gran cantidad de personas que no tienen los recursos necesarios para hacer frente al completo de sus deudas, se debe anteponer cualquier crédito para liquidarlo.
Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen) de la UNAM, precisó que las personas que han quedado sin trabajo o que sus ingresos han tenido una disminución considerable son aquellas que están en mejores condiciones
para aplicar una restructura.
Los bancos han vivido un entorno sin precedente. Las utilidades, por ejemplo, se han reducido más de 30 por ciento en la pandemia de Covid-19, y entienden que hay necesidades también de las personas. Si las personas han quedado sin recursos o con muy pocos, un proceso de restructura es una excelente opción, pero es mejor que si la situación es contraria hagan el pago y sigan con su historial en buenos términos.
El 8 de octubre la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) dio a conocer que hizo cambios a las condiciones presentadas para los procesos de restructura. Será hasta el 31 de enero de 2021 cuando las personas al corriente de sus créditos puedan hacer este proceso. Además, se tendrán descuentos de 25 por ciento en sus pagos mensuales para créditos con un plazo hasta de 48 meses.