María Luisa siempre se interesó por las artes y la política, reconoce Luis Urbina
Lunes 12 de octubre de 2020, p. 12
San Cristóbal De Las Casas, Chis., A propósito del reciente fallecimiento de María Luisa Tomasini, nombrada abuelita de los zapatistas, Luis Urbina Zepeda, cronista de esta ciudad de Los Altos de Chiapas, contó una anécdota que involucró a ambos.
En los años de 1986-1987, cuando por mis funciones como trabajador de la cultura hice un viaje a la Ciudad de México para visitar instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México a fin de pedir apoyos para grupos artísticos para San Cristóbal, coincidimos con María Luisa, y como buena amiga de la familia Bassols me dijo que fuera a la embajada soviética porque nos podían donar algunos proyectores de cine para 16 milímetros
, recordó.
Agregó que, efectivamente, una noche llegó a la embajada, donde lo atendió amablemente el agregado cultural, de apellido Torres (era ruso y mexicano), quien le ofreció dos proyectores fabricados en Rusia que, lamentablemente, ya no llegaron a San Cristóbal, porque como provenían de la Unión Soviética; las autoridades de entonces no lo vieron con muy buenos ojos y me dijeron que no, que les agradeciera, y no me quedó más remedio que agradecerles con mucha pena y seguir proyectando con las carcachitas que teníamos en la sala de Bellas Artes
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Señaló que en la embajada fueron muy amables y me atendieron; nos apoyaron y todo esto fue gracias al respaldo de María Luisa que siempre se interesó no sólo por las cuestiones sociales, sino por las artes y la política. Era una gente muy culta, preparada, sencilla; parecía que no cumplía años porque su vitalidad y entusiasmo cuando el alzamiento armado zapatista fueron tales que a todos nos contagió e invitó a preparar, llevar y repartir comida entre las caravanas que entonces se estaban reuniendo en San Cristóbal. Fue una persona de una gran estatura humana
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Comentó que en esa época María Luisa Tomasini, quien murió el pasado 5 de octubre en su natal Tapachula, a los 97 años de edad, ya vivía en San Cristóbal, porque sus nietos estudiaban aquí. Uno de ellos, Marx, por cierto, dijo un bello discurso en Moscú, invitado por el entonces presidente Mijaíl Gorbachov, al último congreso de mujeres realizado en 1987
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