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Ruta sonora

Eddie Van Halen: la alegría virtuosa // Fiona Apple en live-stream

V

irtuosos ha habido muchos en la guitarra eléctrica a lo largo de la historia del rock, pero son pocos los que logran labrar su nombre en las letras de oro de la memoria colectiva, y tal es el caso del tristemente fallecido el pasado martes, a los 65 años, por cáncer de garganta, Edward Lodewjik Van Halen, mejor conocido como Eddie Van Halen, líder de la banda nombrada con el apellido de él y su hermano Alex, baterista y colega de escenario. Carismático y sencillo, Eddie no sólo portaba una contagiosa y amplia sonrisa, sino que nació con el don de la velocidad digital para atacar con buen gusto y maestría a la dama eléctrica de las seis cuerdas. Pero la rapidez no lo fue todo: cambió el rumbo de cómo debía sonar tal instrumento a fines de los años 70, anticipando, sin saberlo, lo que luego sería definido como heavy metal. Aportó una técnica sólo explorada ocasionalmente por prestigiados guitarristas previos, la cual adoptó al extremo para hacerla suya y convertirla en sello personal, a la postre imitada por centenas de instrumentistas a lo largo del orbe: esto es, el llamado shredding, que literalmente significa triturar e implica una serie de suertes manuales de compleja y rápida ejecución mediante puntilleo o tapping (hacer sonar las cuerdas golpeteándolas en el brazo de la guitarra), recorriendo escalas y arpegios, combinado con varios pull-off (hacer sonar una melodía pisando las cuerdas en el brazo sin tocarlas con la otra mano).

Colocado por los amantes de la guitarra distorsionada, en un altar similar al que ostenta Jimi Hendrix, el músico nacido en Holanda y avecindado en Los Ángeles desde los años 60, admiraba a Erick Clapton y Jimmy Page. Él mismo contaba que en 1970, viendo a Led Zeppelin, observó que la mano derecha de Page se movía de forma inusual hacia el brazo del instrumento; sin embargo, sólo lo hacía ocasionalmente. Pero a él se le quedó grabado y fue justo eso lo que desarrolló y llevó a las alturas como no había hecho otro antes, a lo que se llamó el two-handed-tap. Esto es: al haber estudiado piano de niño, tenía clara la posibilidad de llevar la armonía con una mano y la melodía con la otra; así que llevó eso a la guitarra, haciendo tapping con las dos manos sobre el brazo, cada una tocando notas complementarias.

Otros guitarristas que hicieron shredding primigenio antes que él, sin que así se le definiera, fueron Ritchie Blackmore (Deep Purple), Randy Rhoads, Yngwie Malmsteen, Alvin Lee, Ulrich Roth (Scorpions), pero fue hasta con Van Halen, sobre todo después del impresionante tema instrumental de emulaciones barrocas a lo Tocata y Fuga de Bach, Eruption (de su debut homónimo de 1978; curiosamente un ejercicio para calentar, no un tema para ser grabado, incluido a petición del productor Ted Templeman), que el término shred se estableció como género.

¿Qué más hacía diferente a Eddie de otros virtuosos? Su alegría. Para él lo importante era ir tras el fraseo melódico; no iba tras la pretensión fría y vacía sino por hacer lucir la canción: el gozo por tocar, ligero y flotante. La pródiga sonrisa convertida en explosión distorsionada. No era un guitarrista místico ni sensual ni pedante, sino uno feliz: el de la fiesta y la pirotecnia, a bordo de su Frankenstrat (guitarra fusión de Gibson con Stratocaster) roja con líneas blancas.

Y aunque Van Halen debutó fonográficamente a fines de los 70, el sonido de Eddie dictó la pauta de cómo sonarían el glam y heavy metal que dominaron los años 80. Su fama era tan alta como el mejor de su generación, que fue llamado por Quincy Jones para que grabara el famoso solo de Beat It (del Thriller, de Michael Jackson; 1982), aunque no apareció en los créditos.

Desgraciadamente, su afición por el cigarro y el alcohol le desarrollaron cáncer en la cavidad bucal (detectado en el año 2000); tuvieron que retirarle un trozo de lengua y lo dio por erradicado en 2002; pero la enfermedad reapareció en su garganta; durante casi 20 años se mantuvo bajo tratamiento hasta que aquél acabó con su vida. Hasta siempre a una leyenda luminosa y llena de energía, prócer del metal prodigioso.

DLD + Rebel Cats. Ritmo Peligroso.

Viernes 9. 1. Concierto en auto con DLD, Los Claxons y Rebel Cats en la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez. 19:30 horas; en auto (4 personas): $2,152; en camioneta (6 personas): $2,940. Detalles, boletos: https://bit.ly/2SR62oJ. 2. Los míticos Ritmo Peligroso, en concierto en línea. 21 horas, $134 en www.eticket.mx.

Sábado 10. La maravillosa cantautora y pianista neoyorquina Fiona Apple, en live-stream, como parte de The New Yorker Festival. Presentará muchos de los temas del Fetch the Bolt Cutters, laureado álbum publicado a inicios de 2020. 20 horas (CDMX), 20 dólares (cerca de 430 pesos). El concierto se transmitirá una sola vez y estará alojado hasta el día 13. Accesos: https://bit.ly/3iHMddT.

Twitter: patipenaloza