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Robert Fisk, las brasas y el fuego
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esde hace 36 años, el periodista de guerra Robert Fisk cubre, como nadie lo ha hecho, el conflicto en Medio Oriente. Antes reporteó en Inglaterra, Irlanda y Portugal. Es corresponsal en Beirut del diario The Independent desde 1989. En México, La Jornada publica sus notas, reportajes y columnas de manera regular a partir de 2001.

Ave de tempestades, entre muchos otros galardones más, ha obtenido en siete ocasiones el Premio al Periodista Internacional Británico. Doctor en ciencias políticas por el Trinity College de Dublín, merecedor de seis doctorados honoris causa, autor de libros de excepcionales como La gran guerra por la civilización y La era del guerrero, Fisk es referencia obligada en el periodismo mundial.

Ahora, su vida y obra han sido llevadas a la pantalla. En This Is Not a Movie, el cineasta canadiense Yung Chang captura la trayectoria profesional de Fisk y sus reflexiones sobre el periodismo y los periodistas, atravesadas por 40 años de historia mundial. La película será proyectada este viernes 16, en la edición 15 de DocsMX, Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México.

El documentalista sigue a Fisk a través de distintos lugares de la geografía bélica contemporánea, lo mismo en su hogar en Líbano que en el frente de Siria, o en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila o en Israel y los territorios palestinos ocupados. Mezcla este recorrido con gran número de archivos de película del joven reportero en Irlanda del Norte a principios de la década de los 90. Nos muestra así, en el terreno de los hechos, cómo el periodista se abre paso entre pólvora, dolor y confusión.

Fisk recomienda a los periodistas que cubren una guerra por primera ocasión, mantener los ojos abiertos. Les dice: No es Hollywood. Esto no es una película. Te pueden matar. Si has visto películas, por muy sangrientas que parezcan, no es así. Ten cuidado y sé sensato. No corras riesgos de héroe: nadie se preocupará por ti y, de todos modos, no se grabará. This Is Not a Movie, el nombre con que el filme fue bautizado, sintetiza este consejo.

Fiel a su decisión de no hablar sobre su vida personal, la película se limita a mencionar que está casado con una periodista y a algunas referencias sobre su padre, un ex soldado británico que peleó en la Primera Guerra Mundial. Así lo ha hecho en todas las entrevistas periodísticas que ha dado. En ellas nunca habla de su vida privada, por una sencilla razón: es privada. Esa fue la regla que ha seguido desde que cubrió el conflicto de Irlanda del Norte y aun antes.

Los periodistas –dice Fisk en el documental– tienen el deber de garantizar que la historia no la escriban los políticos. Según él, es una tontería suponer que los reportajes no deben adoptar una posición moral y que los reporteros no deben, como mínimo, desafiar las narrativas de poder, que generalmente son distorsiones de la verdad.

Rechaza el concepto de que la medida definitiva para presentar la información sea dar un falso equilibrio a las historias. Para él, no es adecuado que un periodista haga un puntaje neutral de los eventos en una situación de conflicto, sin tener en cuenta la historia o las diferencias de poder entre oprimidos y opresores.

Sostiene que el argumento de que las opiniones de un propietario de esclavos sobre la trata de esclavos deben incluirse en una historia para lograr que ésta sea justa y precisa, es moralmente absurdo. Igual ocurre con las opiniones de un nazi en una historia sobre el exterminio de judíos.

Para explicar esta posición en el documental, Fisk utiliza el ejemplo de la masacre de Sabra y Chatila, en 1982, don­de al menos mil 390 palestinos y chiítas libaneses fueron asesinados por una milicia de un partido libanés de derecha, aliado de Israel. Él estaba entonces allí. “No pasé mi tiempo dando el mismo tiempo a los asesinos. Hablé con los familiares de los muertos y traté de averiguar las identidades de los muertos… Mi sentimiento es que debes ser neutral e imparcial, pero imparcial del lado de los que sufren”, dice a las cámaras.

Crítico de las redes sociales, sus columnas y reportajes tienen como característica fundamental estar escritos con información de primera mano, recogida en el lugar de los hechos. En This Is Not a Movie afirma categórico: No estoy informando lo que alguien dijo en YouTube. Si no se va a la escena, no se puede llegar a la verdad. Según él, el problema que ha surgido con la tecnología es que mucha gente a la que le gustaría ser periodista cree que es suficiente leer en Internet. No lo es, porque eso provoca que lo que creen que sucede no tenga nada que ver con lo que en realidad acontece.

Sin embargo, para él no es suficiente que el reportero esté allí. “Creo mucho que no se puede informar de una guerra o ir a una guerra –asegura– sin al menos un buen libro de historia en el bolsillo trasero... sin saber qué hay debajo de las brasas, no se sabe por qué arde el fuego”.

Formidable lección sobre la relación entre fuego y brasas en el periodismo y la historia contemporánea de Medio Oriente, This Is Not a Movie es un documental de gran actualidad en el México de hoy.

Twitter: @lhan55