“La vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida”.
Samba de la bendición de Vinicius de Moraes citada por el Papa Francisco.
l Papa Francisco firmó este sábado su tercera encíclica: Fratelli tutti – Todos hermanos– en el mismo pueblo de San Francisco de Asís, y desde ese pueblecito de Italia, su mensaje interpela fuertemente a los mexicanos por las situaciones que vivimos.
El Papa vuelve una vez más a sorprender y a provocar, especialmente a los poderosos, pues desde la fidelidad del Evangelio, y a partir de la tradición más clásica del cristianismo, reafirma los límites del derecho a la propiedad, la idea de que la política no debe someterse a la economía, al mismo tiempo que consagra los derechos de los pobres, los de los migrantes, e incluso los llamados por politólogos, garantías civiles de tercera generación: los derechos de los pueblos. Claramente establece: la inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales. Hay que proteger el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso
. ( FT 126)
A pesar de la diversidad de temas que aborda en sus 287 numerales, el hilo conductor de todo el documento es la amistad social expresada en el diálogo y en una cultura de encuentro; y a pesar de que está dirigido a todos los hombres y mujeres de buena voluntad –no sólo creyentes–, uno de los destinatarios principales de esta encíclica son los dirigentes políticos, a quienes una vez más convoca a rehabilitar la política
( FT 180). Es a los políticos a quienes hace un llamado abrumador para abrir las puertas frente a un mundo que se está cerrando
, a transformar una cultura del enfrentamiento por una cultura de encuentro
, a recuperar la pasión compartida por la comunidad
, a pasar de los otros, al nosotros
, a buscar juntos la verdad en el diálogo, en la conversación reposada o incluso en la discusión apasionada
; a preocuparse de la fragilidad de los pueblos y las personas
.
A pesar de que la encíclica –como lo señala el Papa Francisco– se empezó a elaborar varios meses antes de la pandemia, sus palabras tienen un sentido de oportunidad impresionante: “hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Así, la política ya no es una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de mercadotecnia que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. El debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación
( FT 15). Pareciera que Francisco describe el lamentable debate presidencial de Estados Unidos ocurrido hace tan sólo unos días o las manifestaciones de movimientos extremistas y polarizadores de nuestra convivencia cívica como el que el día de ayer arribó al Zócalo de la Ciudad de México.
Merecen una reflexión posterior todas las secciones que dedica a profundizar y reivindicar la idea del pueblo, de liderazgos y movimientos auténticamente populares. A ellos los describe como poetas sociales
que superan la idea de políticas hacia los pobres, por políticas con los pobres, de los pobres y desde los pobres, respetando así el protagonismo que deben tener en la definición misma de los proyectos de nación.
La misma elaboración de este documento es una muestra de la cultura de encuentro y diálogo a la que invita, pues comienza explícitamente señalando que fue el encuentro con el gran imán Al-Tayyeb, máxima autoridad del mundo musulmán, lo que lo movió a escribir esta encíclica, al mismo tiempo concluye destacando que en el testimonio de tres líderes no católicos como Desmond Tutu, Luther King y Gandhi, junto a Carlos de Foucauld y Francisco de Asís quienes han sido sus fuentes de motivación para publicarlo.
Es un texto que muestra, en su propia elaboración, un camino dialógico a partir de la escucha de las realidades locales enriqueciéndose de la contribución de las iglesias locales, pues cita en 12 ocasiones conferencias episcopales locales de todos los continentes: desde el Congo o Sudáfrica hasta Colombia o Estados Unidos, pasando por Corea, India, Francia, Portugal o Croacia; al mismo tiempo continua el pensamiento de sus antecesores (es llamativo que los papas que más cite sean Benedicto XVI, en 22 ocasiones, y Juan Pablo II, 15 veces).
Este texto dará mucho que hablar en los próximos días por lo pertinente, necesario y, al mismo tiempo, revolucionario en sus planteamientos. Invitamos a leer a este Papa latinoamericano que conoce muy bien nuestra cultura y por ello escribe pensando desde las periferias, desde el corazón del pueblo, desde la realidad de los marginados y de quienes han sido muchas veces descartados en el tablero político mundial. Los invitamos a dejarse interpelar y provocar por los planteamientos de este líder latinoamericano.
* Asesor de la Escuela Social del Consejo Episcopal Latinoamericano