Viernes 2 de octubre de 2020, p. 16
La adquisición de la agroindustria cervecera mexicana por empresas extranjeras está orillando a los agricultores nacionales a hacer cambios tecnológicos y agronómicos masivos y acelerados
en el cultivo de cebada maltera, al sustituir la semilla que han usado por más de 50 años por variedades importadas de ciclo más largo, advirtió Mauro Zamora Díaz, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), del Programa de Cebada del Campo Experimental Valle de México.
Añadió que ese proceso acarrea problemas de adaptación, de mayor requerimiento de agua y de uso hasta de tres aplicaciones de fungicidas para salvar el cultivo, lo cual impacta el medio ambiente, los costos de producción y significa un riesgo muy alto de pérdidas o ingresos bajos para el agricultor
.
Las variedades importadas son de dos hileras, de ciclo tardío, esto es entre 20 y 35 días más que las variedades de seis hileras liberadas en años recientes por el Inifap. En El Bajío, donde se cultiva en condiciones de riego, esta diferencia implica más riegos de auxilio, cuyo costo implica invertir 700 pesos más por hectárea.
Además, al prolongarse el tiempo para cosechar la cebada, se afecta el siguiente ciclo de maíz que al sembrarse a destiempo baja en rendimiento alrededor de dos toneladas por hectárea, lo que disminuye el ingreso del agricultor, explicó.
El investigador del Inifap en el campo experimental Bajío, Francisco Paul Gámez, señaló que si la industria cervecera demanda sembrar variedades extranjeras de dos hileras debería pagar el costo diferencial real.
El impacto es importante porque en Guanajuato se cultivan 50 mil hectáreas de cebada maltera, cuyo costo de producción por hectárea es de unos 30 mil pesos, con un rendimiento medio de 5.5 a 6 toneladas y el precio que se paga es muy bajo.