En Argentina, los equinos usados en el polo son faenados y vendidos como carne gourmet a la Unión Europea, revela el documental
Miércoles 30 de septiembre de 2020, p. 8
Buenos Aires. Los caballos se lucen en los partidos de polo y desafían a los gauchos en sus destrezas, pero casi todos tienen un destino común en Argentina: ser faenados y vendidos como carne gourmet a la Unión Europea, según un documental que se estrena el martes.
La película 5 Corazones denuncia un negocio millonario que esconde maltrato, robo de equinos y manejos fraudulentos en un país que tiene un gran apego cultural a los caballos y que prohíbe el consumo interno, sin embargo, es el principal exportador mundial de su carne.
El filme, dirigido por Martín Parlato, fundador de Posibl., una compañía multimedia que realiza contenido de impacto social, revela una investigación de tres años hecha en conjunto con organizaciones ambientalistas como la Fundación Franz Weber de Suiza y la Animal Welfare Foundation de Alemania.
“La crudeza de las imágenes demuestra que ahí no suceden cosas con las cuales los consumidores europeos estén encantados y mucho menos de llevarlas a su plato como una exquisitez de ‘delicatessen’ o un plato ‘gourmet’”, dijo Parlato.
El año pasado se faenaron unos 105 mil caballos, lo que representa unas 24 mil toneladas de carne, según datos del Ministerio de Agricultura de Argentina, aunque sus críticos dicen que el número real es mayor debido al comercio ilegal.
El documental muestra imágenes de caballos comiendo al lado de una montaña de animales muertos o bebiendo agua podrida, además de denunciar la sangría de yeguas, una cruel práctica que implica preñarlas continuamente para luego provocarles abortos y extraer su sangre, que exportan para ser usada en la reproducción de otras especies.
Una vez que dejan de ser útiles, tanto las yeguas como los caballos son enviados a frigoríficos que exportan su carne principalmente a Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Holanda, Rusia y Japón.
En Argentina existen cuatro establecimientos habilitados para la exportación, según una autoridad del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) citada en la película, que dice que los caballos no van directo a faena, sino que pasan seis meses en un lugar donde no reciben medicación ni productos que puedan ocasionar problemas para la salud humana.
Sin embargo, fuentes de organizaciones defensoras de los animales y un abogado especializado denuncian a cámara que estos establecimientos son avisados por las autoridades antes de las visitas de los inspectores de la UE para darles tiempo a exhibir el proceso de manera impecable cuando no lo es.
El documental se estrenará online en la plataforma de Posibl. (www.posibl.com), una compañía que trabaja con más de 500 organizaciones alrededor del mundo, gobiernos y otros actores de la sociedad en temas de impacto social. Luego recorrerá festivales internacionales, tanto de cine como vinculados a la defensa de los animales.