Hay buenas intenciones que asfixian. Karim Arce, sobrino del Travieso, recibió el apellido que le abrió puertas en el negocio. Pero desde el principio el acuerdo con el ex boxeador fue colocarlo en el camino correcto y lo demás es total responsabilidad del joven peleador de 21 años.

“Mi tío, Travieso Arce, me abrió puertas”, admite Karim, apodado el Traviesito; pero hizo lo más inteligente: tomó distancia de mi carrera y, sobre todo, no me asfixia.

La distancia con la que Jorge Arce se mantiene de la trayectoria de su sobrino parece una fórmula sana. Observa su desarrollo, le brinda consejos profesionales, pero las decisiones y el trabajo están en las manos de Karim.

Mi tío ha tomado el ejemplo de los Chávez para no cometer los mismos errores, comenta; no vamos a mentir que tener un apellido conocido beneficia en este negocio, pero una vez que me colocó, me dejó a mi suerte y eso lo agradezco.

Karim piensa en la historia de Julio César Chávez hijo y agradece vivir su carrera de otra manera. No bajo la pesada sombra de un antecedente legendario, que interviene en todas las decisiones de un trayecto que no le pertenece.

Mi tío me deja ser, no me aplasta ni se mete, agrega el Traviesito; eso me da la responsabilidad de conducir mi carrera: si lo hago mal o bien, será todo por mí y nadie más.

Lo sucedido el viernes, con otra derrota del Júnior y un escándalo del padre, no es sino un episodio más del drama de los Chávez, considera el joven peleador.

A veces es muy injusto el juicio contra el Júnior, opina; no sabemos lo que ha padecido. Ni siquiera imaginamos lo que fue vivir con ese padre que era un ídolo, pero que también tenía un carácter muy fuerte; hasta el día de hoy no permite que nadie lo contradiga. No sabemos si Julito arrastra traumas desde que era niño y eso es lo que no le ha permitido tener confianza en su propia carrera.