Al menos 1.5 millones de mexicanos sufre algún tipo de demencia. El principal factor de riesgo es la edad, pues se presenta principalmente después de los 65 años, pero cada vez es más frecuente que personas menores de 45 años presenten algún grado de deterioro, alertó Regina Altena, presidenta y directora del Centro Mexicano Alzheimer, quien destacó que aún prevalece un estigma sobre quienes enfrentan algún tipo de demencia y para quienes el diagnóstico no siempre es oportuno.

En conferencia virtual en el contexto del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora cada 21 de septiembre, la especialista agregó que no todas las demencias inician con la pérdida de memoria, sino de habilidades para el habla, mientras que al progresar la enfermedad es posible que el paciente no pueda reconocer para qué sirve una cuchara ni reconocer su imagen ante el espejo.

Tras anunciar la realización del festival virtual Conéctate al Alzheimer, Regina Altena agregó que las demencias ya son un problema de salud pública en México, pues hay más personas con demencia que enfermos con VIH y cáncer de mama juntos. Se estima que debido al cambio demográfico, en tres décadas podría haber 3.7 millones de personas con alguna demencia en el territorio nacional.

Por ello, llamó a seguir las cinco recomendaciones de la Órganización Mundial de la Salud (OMS) para mantener un cerebro activo, que va desde una dieta sana y activación física, hasta retar continuamente a nuestro cerebro para que aprenda cosas nuevas, puede ser estudiar un idioma diferente o simplemente retarnos y, si somos diestros, prácticar cada día actividades con la mano izquierda, como el cepillarnos los dientes.

Ana Lilia Cipriano, coordinadora de Sicología del Centro Mexicano Alzheimer, destacó que otro de los efectos de esta enfermedad se da en los cuidadores, pues al menos 60 por ciento de ellos manifiestan tener sobrecargas de trabajo, a lo que se suma el abandono de su vida social e incluso laboral.

Explicó que debido al deterioro cognitivo del paciente y a cambios profundos en su personalidad, la mayoría de los cuidadores experimentan un gran cansancio y dolor, porque ya no se pueden relacionar igual con ese ser querido e incluso se presenta que, debido a estas cargas excesivas, primero fallece el cuidador, antes que el paciente.