A las y los productores de la ANEC
Cumplir un cuarto de siglo se dice sencillo. No lo ha sido. Han pasado 25 años desde aquel 8 de septiembre de 1995, cuando se constituyó formalmente la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC). En plena efervescencia del modelo neoliberal, a un año de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un grupo de organizaciones de productoras y productores locales, regionales y estatales junto con activistas y técnicos decidieron organizarse para hacer frente a las políticas anticampesinas.
Las y los miembros de la ANEC son productoras y productores organizados que han enfrentado a lo largo de estos años las adversidades, que trabajan para resistir y revertir un modelo económico en que las y los campesinos no tenían cabida. Su principal punto de coincidencia es la convicción de que la agricultura campesina puede y debe ser la encargada de proveer de alimentos sanos a la población mexicana en las condiciones más justas para ambas partes. Además, la ANEC es apoyada por técnicas y técnicos especializados, con el objeto de construir una organización de nuevo tipo; gobernada por productoras y productores, administrada por cuenta y orden de ellas y ellos mismos. A diario se practican principios tales como: organización económica con impacto social y responsabilidad ambiental, independencia, autonomía, pluralidad, autogestión, democracia, participación, subsidiariedad, justicia, equidad y solidaridad, transparencia, ser propositivos, innovadores y constructivos. Respeto al medio ambiente y a la biodiversidad.
Rompiendo paradigmas
25 años después seguimos persistiendo en la defensa de la agricultura campesina e insistiendo en la construcción de la soberanía alimentaria, desde abajo, a partir de un modelo de organización innovador, propio, edificado por las y los productores socios de la ANEC. Si bien por aquellos años, nuestro objetivo predominantemente fue el aspecto comercial para apoyar a sus agremiadas y agremiados para realizar una comercialización más rentable y justa de sus productos, hoy hemos avanzado en la apropiación de la cadena productiva desde la fase de producción sustentable, comercialización, valor agregado, así como en la diversificación de las actividades rurales.
Al paso del tiempo, hoy somos una organización multiactiva, estamos incursionando en la producción sana y sustentable, productividad, adquisición de insumos orgánicos, financiamiento y perspectiva de género. Asimismo, las y los productores no sólo producen granos básicos, también hortalizas, café, frutas, entre muchos otros. Ante el agotamiento y fracaso de la Revolución Verde, en la ANEC nos propusimos impulsar un nuevo modelo productivo, que se enfoca esencialmente en el rescate de la producción campesina y sustentable, recuperar el buen manejo del suelo y, sobre todo, reconocer y respetar la diversidad y complejidad de las condiciones agroecológicas y socioeconómicas.
Durante 25 años hemos sido capaces de construir alternativas en beneficio del campo mexicano, sistemas campesinos de comercialización, instrumentos innovadores de financiamiento, propuestas de política pública y un nuevo modelo de producción de alimentos sustentables e inocuos. A este modelo le hemos denominado Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados (ACCI) y el Manejo Integrado de Cultivos Inducidos (MICI), el cual permite incrementar rendimientos, el cuidado y la recuperación del suelo, disminuir costos de producción, producir nuestros propios insumos orgánicos (semillas, biofertilizantes, etcétera) y de esa manera reducir gradualmente el uso de agroquímicos. Se trata de una verdadera revolución tecnológica y social como la única vía para alcanzar la autosuficiencia y soberanía alimentaria, así como una vida digna para los campesinos y las comunidades rurales del país.
En este sentido y ante la pandemia del COVID-19, se observa que la mala alimentación y la pérdida de la biodiversidad influye en la propagación de enfermedades, ya que el modelo de producción impulsado por la revolución verde y por el neoliberalismo, basado en el uso indiscriminado de insumos químicos-agrotóxicos (destacando plaguicidas, pesticidas y herbicidas) ha contribuido de manera decisiva a lo que hoy vivimos. Bajo los paradigmas “productivistas”, en unas cuantas décadas se combatieron los conocimientos milenarios del bien común, heredados de generación en generación por millones de campesinas y campesinos, pasando de una agricultura de conocimientos colectivos a una agricultura agotada por su dependencia de insumos externos, que solo beneficiaron a unos cuantos empresarios.
Por tal motivo, estamos convencidos de que no solo es necesaria sino urgente una estrategia conjunta hacia un nuevo modelo agroalimentario y nutricional, sin agrotóxicos y sin transgénicos, cuya base sea la transición hacia una producción agroecológica, misma que ha venido impulsando la SEMARNAT y el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC), en la actual administración.
25 años después, la ANEC es una organización campesina, que ha tenido logros y fracasos, pero hoy se encuentra fuerte y unida para seguir luchando por un nuevo modelo agroalimentario y nutricional. Somos una organización plural, autónoma, independiente de partidos políticos y gobiernos. No obstante, asumimos riesgos y definiciones políticas, sobre ahora que están en juego los intereses históricos de los campesinos y del país. •