Con claxonazos, gritos de ¡Viva México! y aplausos, decenas de familias y amigos celebraron el Grito de Independencia en el acceso peatonal a la calle Madero y en el cruce del Eje Central y la avenida Juárez, donde se congregaron a pesar del cerco policiaco formado por 2 mil 800 uniformados en el primer cuadro de la capital.

Fue un festejo espontáneo, pues los asistentes reservaron hasta el último minuto la esperanza de poder llegar al Zócalo.

Unos más, a sabiendas de que de la banqueta no pasarían, decidieron olvidar la sana distancia y se aglomeraron en el acceso a la calle Madero. Un visitante no dudó en gritar ¡Viva México, porque México es chingón!

Minutos antes de las 23 horas llegaron lo mismo residentes de las colonias Centro, Guerrero y Santa María la Ribera, que visitantes de Ciudad Altamirano, Guerrero, y de Tucson, Arizona, Estados Unidos, para escuchar la arenga del presidente Andrés Manuel López Obrador y ver la pirotecnia a distancia.

Otros aprovecharon para grabar con sus celulares las luces de los festejos por el 210 aniversario del inicio de la lucha de Independencia.

Rosa López y Fernando Méndez, habitantes de Santa María la Ribera, decidieron acudir, dijo ella, pese a saber que no íbamos a pasar.

En contraste, Migue Ángel Silva, oriundo de Fronteras, Sonora, pero quien llegó de Tucson de vacaciones a la capital, tenía la esperanza de llegar hasta la plancha o de poder ver las luces lo mas cerca.

Tampoco Arturo Patricio Platón, quien reside en la colonia Guerrero y acudió con su mamá, hermana y sobrinos, perdía la esperanza de llegar hasta Palacio Nacional, como todos los años, para los festejos.

Lo mismo Marisol, de la colonia Centro, quien junto con su hijo dijo: Aunque no nos dejen pasar venimos, porque queremos a AMLO, que sepa (el Presidente) que estamos con él, luego dijo: Con Peña nunca vinimos.

Amairani exclamó: Fue feo viajar desde Ciudad Altamirano, Guerrero, y no llegar al Zócalo. Bryan, su esposo, comentó que nunca se enteraron de que no habría acceso al Zócalo, mientras aceleraba el paso para alcanzar abierta la estación del Metro y trasladarse a Observatario.

En tanto, en el centro de Coyoacán y la Alameda del Sur, donde cada año miles de personas acudían a festejar, fueron acordonados y cerrados para evitar la concentración de personas. Sin embargo, la invitación a participar en la celebración a distancia no desanimó a la familia Bravo, que pese a la amenaza de lluvia, salió a caminar por los jardines de Coyoacán, como lo ha hecho desde hace varios años.