egún el Fondo de Población de Naciones Unidas, en 2017 hubo 14.5 millones de partos de madres de adolescentes en 156 países del mundo, 7.3 millones tuvieron lugar en países con economías dependientes. La tasa promedio es de 46 nacimientos por cada mil adolescentes del mundo, en Estados Unidos se registran 30 nacimientos por cada mil adolescentes y 11.3 por cada mil en Canadá (2010-2015). De los 252 millones de adolescentes de 15 a 19 años que viven en las distintas regiones del mundo en desarrollo, se estima que unos 38 millones no desean embarazarse, pero sólo 15 millones utilizan métodos anticonceptivos modernos.
La mortalidad perinatal es 50 por ciento mayor en madres menores de 20 años que entre quienes tienen hijos/as de los 20 a los 29 años. Para el quinquenio 2015-2020, la región de Latinoamérica y el Caribe mantiene el segundo lugar en la tasa de embarazo adolescente, con 63 nacimientos por cada mil adolescentes, la cual sólo es superada por África Subsahariana (95.0). México aún se encuentra arriba del promedio de la región de Latinoamérica y el Caribe, con una tasa de 68.5 nacidos/as vivos/as por cada mil adolescentes, ocupa la séptima posición en la región, el primer lugar corresponde a República Dominicana (94.3 nacimientos por mil), seguida de Venezuela (85.3), Nicaragua (85.0), Panamá (81.8) y Guyana (74.4), (Mundos Aparte, UNFPA, 2017).
Es necesario diferenciar los embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, de los que ocurren en niñas meno-res de 14 años. En el caso de las niñas se trata muchas veces de una maternidad forzada, existe poca información al respecto pero se calcula que en América Latina se embarazan aproximadamente 2 millones de niñas menores de 15 años anualmente, única región en donde el embarazo en niñas presenta una tendencia ascendente. El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las mujeres (CLADEM) señala que la maternidad forzada de niñas no ha sido lo suficientemente visibilizada. Los países tienen que articular las estrategias para prevenir y atender la violencia de género y asegurar el acceso al aborto en tales casos, toda vez que muchos de estos embarazos son producto de violación sexual y de incesto. México cuenta con la Norma Oficial Mexicana 046 que obliga al sector salud a ofrecer atención médica y sicológica a toda mujer víctima de violencia sexual, así como acceso a la interrupción del embarazo.
Los factores determinantes de la diversidad en las tasas de embarazo son el desarrollo socioeconómico y las desigualdades sociales. Quienes viven en condiciones de pobreza, con menor acceso a la escolaridad, en zonas rurales y pertenecen a pueblos originarios están más expuestas a una fecundidad no deseada y a vivirla en edades más tempranas. Patrones culturales de matrimonio infantil, uniones arregladas y hasta venta de niñas aportan a la tasa de fecundidad de adolescentes y niñas, pautas que son más frecuentes en condiciones de pobreza extrema. La menor escolaridad y la privación de capacidades para el trabajo lleva a un menoscabo de las oportunidades de empleo y remuneración salarial, especialmente en quienes se hicieron madres en la segunda etapa de vida.
La natalidad general está en descenso, el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo en todas las regiones del planeta llevó a descenderla, en parte por las dificultades de equilibrar las aspiraciones educativas y profesionales con la maternidad y el cuidado de los hijos. Aunque la incorporación de las mujeres a la fuerza de trabajo en empleos asalariados y con seguridad social sigue siendo baja en países con economías dependientes, el embarazo y la crianza dan lugar a su exclusión de la fuerza de trabajo formal o a recibir menores ingresos. Otras razones de género impiden a millones de mujeres el control sobre su fecundidad y el acceso a los métodos anticonceptivos modernos, hay presión de novios para no usar condones ni medidas preventivas y de la pareja para tener hijos, personal de salud a veces niega acceso a los anticonceptivos a las mujeres adolescentes que no están casadas o que viven en unión libre.
Desde el arranque del siglo XXI está bajando la natalidad en México. Entre 1994 y 2020 la natalidad decreció, de 2 millones 900 mil nacimientos anuales a 2 millones 151 mil 358. La disminución de la natalidad en adolescentes ha sido menor que en el resto y presenta algunos altibajos. El Consejo Nacional de Población (Conapo) estima que el número de personas de 10 a 19 años de edad en el país es de 22 millones 185 mil 367, la población femenina adolescente contribuye cada año con 373 mil 661 nacimientos (poco mas de mil cada día), representando 17.4 por ciento del total de nacimientos. Otros 12 mil se registran en niñas menores de 14 años. El 28 de septiembre próximo arrancará la nueva Campaña de prevención del embarazo de adolescentes Yo Decido Mi Futuro, enfocada a dos audiencias urbanas de adolesentes, mujeres y hombres de 15 a 19 años, así como la campaña Yo Exijo Respeto, dirigida a niñas y niños menores de 14 años y a sus padres y madres.
* Secretaria general del Consejo Nacional de Población
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